sábado, 18 de abril de 2015

15 Mitos para ganar Eurovisión

En 2014 y con motivo de la 59° edición del Eurovision Song Contest, este blog publicó 15 entradas sobre los mitos que comúnmente se le atribuyen al festival cuando de buscar el triunfo se trata. Es tiempo de recuperarlos, porque no han perdido vigencia, y claramente ayudan a reflexionar sobre las ideas preconcebidas que se tienen del festival, y pueden aplicarse a la temporada eurovisiva que estamos viviendo rumbo al 60° Aniversario del certamen.

Sin más que agregar, enlistamos aquí los 15 Mitos para ganar Eurovisión, a los que pueden accesar dándole clic a los links de cada título. Pasen y vean…














MITO 12: ¡Querido Vecino!






sábado, 11 de abril de 2015

Diálogos Inolvidables: Fedora


Fedora (1978)


Director: Billy Wilder

Guión: Billy Wilder y I.A.L. Diamond, sobre una novela corta de Tom Tryron.

Reparto: William Holden, Marthe Keller, Hildegard Knef, José Ferrer, Frances Sternhagen, Mario Adorf, Henry Fonda, Michael York.


Fedora, una actriz ya mayor y retirada, fallece arrollada por un tren en París. En su funeral, el productor de cine Barry Detweiler recuerda sus dos últimas semanas de vida y el papel que puede haber jugado él en su muerte. Había intentado acceder a su casa en la isla de Corfú, lo que finalmente consiguió, para ofrecerle un papel protagonista en su próxima película, Anna Karenina. Fedora, sin embargo, vivía casi prisionera en su casa, acompañada únicamente de una enfermera, una vieja condesa, y su cirujano plástico, que mantenía su cara todo lo joven que era posible. Cuando sus acompañantes se niegan a permitir su regreso a las pantallas, la famosa actriz hará lo posible por escapar, pero al manifestar una fuerte crisis mental, es trasladada a una residencia en París llevándose tras de sí un aura de misterio y secretismo que Detweiler intentará descifrar.





En esta ocasión recordamos la penúltima película de Billy Wilder, esa que en su momento fue denostada por la crítica al considerarla una copia de Sunset Boulevard (1950), el clásico dirigido también por Wilder y que se ha convertido en el testamento definitivo sobre el olvido en Hollywood de sus grandes estrellas. Cierto que el argumento de Fedora se asemeja en algunos aspectos a lo planteado en su anterior filme, pero se diferencia de él en gran medida, y aunque no tiene grandes caras conocidas aparte del protagonismo de un avejentado William Holden (el gigoló en Sunset Boulevard), el paso de los años ha beneficiado a Fedora que, sin ser una obra maestra, se ha revalorado como una gran película que merece nuevos visionados. El filme fue rodado en los estudios Bavaria en Alemania, en Boulogne en Francia y con exteriores en Grecia y Francia, la fotografía corrió a cargo de Gerry Fischer y la música del prestigioso Micklos Rozsa.








La escena que hemos elegido, sucede alrededor de los 40 minutos del metraje, cuando el productor Barry 'Dutch' Detweiler (William Holden) ha logrado introducirse a la casa de verano de su enigmática actriz de antaño para ofrecerle el guión de una nueva versión de Anna Karenina que supondría su esperado regreso al cine. Al parecer Fedora se encuentra indispuesta y no se le permite recibir a nadie, así que Dutch es atendido por una veterana condesa amiga de la actriz y por el médico de cabecera, el Dr. Vando (José Ferrer), quienes además de una madura dama de compañía , parecen ser ahora los únicos acompañantes de Fedora, y sus más celosos guardianes.







Condesa: … Todo el mundo sabe que Fedora se ha retirado de la pantalla.

Dutch: Ya se había retirado en otra ocasión y volvió con más fuerza.

Condesa: ¡41 películas! ¿No cree qué es suficiente?

Dutch: A no ser que se presente una oportunidad excepcional.

Condesa: Anna Karenina no tiene nada de excepcional. Garbo la interpretó dos veces.

Dutch: Sí, pero… esta vez será colosal. En la pantalla grande, en color, sin censura. La más bella historia de amor.




Condesa: ¡Jaja! No es más que un culebrón barato y con un final ridículo: una mujer abandonada por su amante que acaba arrojándose a la vía del tren. Por Dios, ¡no sea absurdo!



Doctor Vando: ¿Tolstoi absurdo? –pregunta sereno pero sarcásticamente mientras se sirve vino en su taza de té.



Condesa: No sabía nada sobre las mujeres.

Doctor Vando: ¿Leon Nikoláievich Tolstói? –se muestra incrédulo sobre lo que ha escuchado del autor de la novela que se está discutiendo.

Condesa: Bah… Cuando una mujer decide suicidarse, lo único que le importa es que el mundo la recuerde con una cara impecable... Tomará veneno, se cortará las venas, se sumergirá en el agua, incluso puede que se pegue un tiro en el corazón. Pero de ningún modo se tirará al tren, porque quiere que se la recuerde guapa y serena. No magullada y desfigurada.




Dutch se da cuenta que alguien más ha estado escuchando la conversación en la que participa. En el segundo piso, afuera de su recamara, distingue perfectamente la figura de la mujer de sus sueños. Es Fedora, la misteriosa actriz que no envejece y que un buen día, en la cima de su éxito, y cual Greta Garbo, se retiró de las pantallas para vivir en el más completo anonimato...




martes, 7 de abril de 2015

Historias del Oscar... (VI) La presencia latina en Hollywood (Parte 2)

Continuamos con el repaso de las cintas con presencia latina en Hollywood que tuvieron alguna nominación en la ceremonia número 7 de los Premios de la Academia. En esta ocasión hablaremos del rubro de cortometraje de comedia, donde se dieron cita un filme sobre una isla habitada enteramente por mujeres, otro sobre las ocurrencias de tres chiflados en un hospital y uno más sobre la tan mexicana canción de “La Cucaracha”. Pasen y lean….

Sucedió una Noche (Frank Capra), 
premiada con el Oscar a Mejor Película de 1934


MEJOR CORTOMETRAJE DE COMEDIA

El Miércoles 27 de Febrero de 1935 se entregaron los premios de la Academia correspondientes a “lo mejor” del año anterior.

En la categoría que nos ocupa, compitieron tres cortometrajes. El primero de ellos fue la comedia musical de la Warner Bros. ¿Qué, no hay hombres? (What, No Men?, 1935), de 21 minutos de duración, dirigida por Ralph Staub, prolífico realizador americano que a mediados de los años 40’s consiguió tres nominaciones consecutivas al Oscar, todas en la categoría de Mejor Cortometraje de Una Bobina, en 1944, 1945 y 1946, respectivamente. Por su cortometraje no fue nominado él, ya que la nominación recaía en el productor del filme y no en el director, sin embargo, como no se acreditó a su productor y hasta la fecha se desconoce quién fue, la nominación recayó concretamente en el Estudio y no en una persona en particular. La carrera de Staub estuvo basada principalmente como director, escritor y productor de cortos de tipo documental, como Noticias de la Pantalla (Screen Snapshots), una gran serie de reportajes sobre el mundo del cine, que realizó entre 1930 y 1958. Sus cortos de ficción fueron pocos, y entre ellos se encuentra este cortometraje nominado al Oscar.



La historia es un poco disparatada, pues narra las extrañas investigaciones de un grupo de científicos locos, cuya investigación actual implica enviar a alguien a la estratosfera para descubrir por qué a las mujeres les atraen los hombres. Como conejillos de indias deciden enviar a los primeros dos hombres que tropiezan con ellos: un amanerado cobrador de gas (El Brendel), y un varonil policía (Phil Regan). Los dos están dispuestos en participar en esta investigación para los científicos. Primero aterrizarán en una isla de mujeres indígenas, luego en un pueblo parecido al salvaje oeste compuesto totalmente por mujeres. Mientras que el policía atrae a todas las féminas delicadas, el cobrador de gas atrae a las mujeres agresivas. Una mujer contará su historia del por qué no hay hombres en el pueblo, pudiendo en última instancia ayudar a resolver la pregunta del experimento.

El Brendel fue un popular comediante de vodeovil, que llegó al cine casi al final de la era muda y cuyo cénit de su carrera lo vivió principalmente en la década de los 30’s, alargándose con mayor dificultad en los 40’s, si bien y gracias a la televisión continuó en activo hasta el año de su muerte en 1964, a la edad de 74 años. Regan, por su parte, fue famoso tenor americano de ascendencia irlandesa, cuya carrera como actor a partir de 1933 se extendió hasta 1946 en 26 filmes, entre los que destacan los musicales Dames (Ray Enright, Busby Berkeley, 1934), In Caliente (Lloyd Bacon, 1935, protagonizada por Dolores Del Río), Go Into your Dance (Archie Mayo, Michael Curtiz, Robert Florey, 1935), y Manhattan Merry-Go-Round (Charles Reisner, 1937). En ¿Qué, no hay hombres? El Brendel proporciona las escenas “cómicas” (que no lo son tanto) mientras Phil Regan canta algunos números musicales (que no son tan recordados). 

La particularidad del corto, y quizá el motivo de su nominación, fue el hecho de estar rodado en el primitivo Technicolor, porque carece de otros motivos argumentales para haber logrado tal acción. Sobresale también el hecho de que la peli se haya estrenado el 5 de Enero de 1935, ya que aparentemente fue retenida en su distribución debido a problemas de censura que tuvieron que ser corregidos.



Otra cinta nominada fue Hombres de Negro (Men in Black, Ray McCarey, 1934), comedia de 19 minutos de duración protagonizada nada más y nada menos que por “los Tres Chiflados” (The Three Stooges), como se conocía al trío cómico conformado por Moe Howard, Larry Fine y Curly Howard. 



En el cortometraje, los tres chiflados son doctores que se graduaron de la escuela de medicina no por sus grandes capacidades, sino por haber permanecido ya muchos años en la universidad. Comienzan a trabajar en el Hospital "Las Armas" (Los Arms Hospital), donde el director les dice que no revelará sus identidades académicas si prometen hacer todo lo posible para salvar vidas. Ahí se reúnen con una enfermera excesivamente alegre, varios pacientes torpes, y llevan a cabo una operación memorable del director del hospital. Por los pasillos los “doctores” se transportan en bicicletas, a caballo o en coches tipo Derby. En si, el corto se compone de sketches en los que los Chiflados van de un paciente a otro, cometiendo una serie de imprudencias y errores a cual más cómico. El nombre de la cinta es una parodia del título de Hombre de Blanco (Men in White, Richard Boleslawski, 1934), drama romántico en el que Clark Gable interpretaba a un doctor enamorado de una enfermera a la que da vida Myrna Loy. 






Hombres de Negro fue filmada por la Columbia, en el que fue el tercero de los 190 cortometrajes que realizo el trío cómico hasta 1959. Originalmente realizada con fotografía en Blanco y Negro, la película fue coloreada años después con la fiebre de la “colorización” que sufrieron varios clásicos del cine de la primera mitad del siglo. Sobre todo auspiciada por las colecciones de cortometrajes del trío protagonista que se ofrecían en paquetes de video y DVD. Por lo cual pueden encontrarse en el mercado las dos versiones del filme, a color y en blanco y negro. Para el recuerdo, debe decirse que fue en este corto donde Curly Howard emitió por primera vez su famosa línea "Woo-woo-woo-woo", usada al olvidar uno de sus diálogos, si bien pronto se volvió un standard de su personaje.



Hombres de Negro, hablada en español (sólo primera parte)


La estatuilla oscaril fue concedida a un cortometraje musical del pequeño estudio Pioneer Pictures Corporation, que distribuyó en sus cines la RKO, y cuyo título hace alusión a una famosa canción popular en español: La Cucaracha, producción de Kenneth MacGowan, de 20 minutos de duración, dirigida por Lloyd Corrigan en 1934.



Contrario a la creencia popular, resulta que «La Cucaracha» como canción folclórica tradicional no es de origen mexicano, sino ibérico. Se trata de un corrido español posiblemente de procedencia andaluza, registrado así por el poeta y folclorista Francisco Rodríguez Marín en su obra "Cantos populares españoles" (1883), y cuya letra original hace alusión al enfrentamiento entre españoles y moros. Fue una de las canciones que mayor popularidad adquirió durante la revolución mexicana, la cual era además la favorita de los «villistas», aunque su aparición en México es anterior a la intervención francesa. En Monterrey, donde resurgió y fue adoptada por las tropas que luego la extenderían al ejército de Pancho Villa, llegó a transformarse en himno de guerra contra Victoriano Huerta, del que se dice era muy bebedor de coñac y fumador de marihuana, desde que en 1914, el periodista y músico Rafael Sánchez Escobar revelase al bando «carrancista» el son de la canción que él había aprendido por parte de su madre en Campeche, cuando era niño. Una de las referencias más tempranas de la canción en México es del escritor mexicano José Joaquín Fernández de Lizardi, en su novela de 1819 "La Quijotita y su Prima", donde sugiere en una copla que: Un capitán de marina, que vino en una fragata, entre varios sonecitos, trajo el de "La Cucaracha."

Como ya se ha apuntado, fue durante la Revolución Mexicana cuando resurgió «La Cucaracha» como un son popular conocido actualmente en todo el mundo, y cuya lírica no tiene una letra particular, sino que siempre son adaptaciones a la época y al lugar. Uno de los estribillos más populares de la versión mexicana decía así: “La cucaracha, la cucaracha, ya no puede caminar, porque le falta, porque no tiene, marihuana que fumar”. Y al ser adaptado el corrido como canción infantil se quitó la alusión a la famosa planta quedando en su último verso como “porque le falta, porque no tiene, las dos patitas de atrás” o “dos patitas para andar”.

El cortometraje de Lloyd Corrigan tiene el aliciente de que todas las veces que se entona la canción que da nombre al filme se respeta en la letra la palabra “marihuana”, y además es famoso porque fue la primera película hecha totalmente con el proceso en Technicolor que combinaba tres tiras cromáticas en el fotograma: rojo, verde y azul, dando lugar a sus respectivos colores complementarios, cyan, magenta y amarillo, y por consiguiente a toda una paleta de colores con sus distintos matices.



Cabe hacer la aclaración que las primeras imágenes en color fueron de tipo experimental a comienzos del siglo XX, y que la primera película (un cortometraje) rodada con el equipo fotográfico a color de la Technicolor Motion Picture Corporation fue The Gulf Between, que combinaba filtros en rojo y verde para dar una sensación cromática, y tuvo una distribución limitada en ciudades del este de Estados Unidos, comenzando con Boston y Nueva York en septiembre de 1917, principalmente para interesar a los productores de cine y los exhibidores en el color. Sin embargo, la primera película de distribución general que usó el Technicolor de dos colores íntegramente fue El Tributo del Mar (The Toll of the Sea, Chester M. Franklin), un mediometraje de 54 minutos de duración protagonizado por la actriz china-americana Anna May Wong, y estrenada el 26 de noviembre de 1922. Este proceso fue perfeccionándose a lo largo de los años, y se apreció principalmente en secuencias puntuales de algunas películas que buscaban causar un impacto visual en el espectador durante los años 20’s, como por ejemplo, en El Fantasma de la Ópera (Rupert Julian, 1925).



Fotogramas de El Tributo del Mar (1922), 
primera película fotografiada íntegramente con el proceso de dos colores. 
Historia de romance interracial escrita por la famosa guionista Frances Marion.


Con la invención del proceso Technicolor en tres tiras de color, Walt Disney produjo el primer corto animado utilizando este proceso, el mítico Árboles y flores (1932) de su serie Sinfonías tontas, que acabó ganando el primer premio Oscar concedido al Mejor Cortometraje de Animación. El uso del Technicolor en acción real se vio por primera vez en un número musical de la película de la MGM El Gato y el Violín (The Cat and the Fiddle, William K. Howard, Sam Wood), estrenada el 16 de febrero de 1934, protagonizado por el galán mexicano Ramón Novarro y la bella actriz y soprano Jeanette MacDonald. El 1 de julio, MGM publicó Hollywood Party, con una secuencia de animación en Technicolor producida por Walt Disney.

Así llegamos entonces a La Cucaracha, considerada como el primer corto de acción real filmado completamente con el Technicolor de tres colores, si bien ese honor le pertenece a dos cortometrajes de la Warner Bros. Vitaphone, comedias dirigidas por Roy Mack y protagonizadas por el actor australiano que había triunfado en los Ziegfeld Follies, Leon Errol: Service with a Smile (28 de Julio de 1934) y Good Morning, Eve! (estrenada el 22 de Septiembre de 1934).


Fotogramas de Service with a Smile (1934), en realidad, el primer 
cortometraje realizado íntegramente en Technicolor de tres colores.




Fotogramas de Good Morning, Eve! (1934), 
primer cortometraje con secuencias rodadas en exteriores, 
utilizando el Technicolor de tres tiras cromáticas.


La Cucaracha se estrenó el 31 de agosto de 1934, por lo que no sería la primera película de acción real con el proceso de color de 3 tiras, sino la segunda. Sin embargo se considera como tal porque fue la primera película que se realizó completamente bajo el auspicio de la empresa del Technicolor, como medio para probar sus posibilidades cinematográficas y convencer a los grandes estudios de invertir en sus equipos. Y es que Pioneer Pictures, había sido formada por inversores de Technicolor. Y gustó tanto el resultado, que al año siguiente este Estudio en colaboración con la RKO estrenaron la primea película (en largometraje) filmada completamente con este proceso de color: La Feria de la Vanidad (Becky Sharp, Rouben Mamoulian), protagonizada por Miriam Hopkins y Frances Dee, sobre la famosa novela de William Thackeray.

Póster danés del cortometraje.


La Cucaracha es un cortometraje de dos bobinas de extensión que costó 65.000 dólares, aproximadamente cuatro veces más que una película de duración similar en blanco y negro hubiera costado. Su argumento es muy simple pero resulta atractivo al retratar una cantina mexicana en tiempos postrevolucionarios, con protagonistas supuestamente mexicanos, con el argot y sones propios de la cultura nacional. Claro, es una mirada complaciente sobre cómo Hollywood veía a la cultura latina, al hombre macho y a la mujer apasionada y temperamental, pero al menos no hay condena en los actos que se muestran y la musicalización realza la estampa exótica de nuestro país que tanto llama la atención en el extranjero.

Si bien la cinta es una recreación de lo mexicano, es importante señalar que no hubo mucho talento mexicano involucrado en su realización. La mayoría eran talentos californianos, como el propio productor asociado Carly Wharton, el director Lloyd Corrigan, el coreógrafo Russell Lewis (sería nominado al Oscar en 1937), el director musical Roy Webb (sería nominado al Oscar en 7 ocasiones, sin conseguirlo nunca), y el director de fotografía Ray Rennahan, éste último talentoso pionero de la Technicolor Motion Picture Corporation que obtuvo en su carrera 8 nominaciones al Oscar colaborando en el uso del sistema del Technicolor con los respectivos directores de fotografía de aquellas cintas, ganando dos estatuillas doradas, por Lo que el viento se llevó (1939) y Sangre y Arena (1941). El productor Kenneth Macgowan y el director de sonido John L. Cass eran de Massachusetts. El director artístico, el famoso diseñador teatral Robert Edmond Jones, era originario de New Hampshire (USA) y fue el responsable del diseño de producción y vestuario en La Cucaracha, contratado por Pioneer Pictures para diseñar la película de una manera que mostrara del todo el nuevo formato del Technicolor en su proceso No. 4 de tres tiras. Ya que Jock Whitney y su primo CV Whitney, los propietarios de Pioneer, también fueron los principales inversores en Technicolor .


Lloyd Corrigan dirigió únicamente 13 películas 
entre 1930 y 1937, aunque luego tendría una larga carrera 
como actor de reparto en cine y televisión.

Robert Edmond Jones fue un famoso diseñador en Broadway, 
cuñado además de Walter Huston.

Una escena de la filmación de La Feria de la Vanidad (Becky Sharp).
El director de fotografía Ray Rennahan aparece 
sentado al centro, con las piernas cruzadas.

Esta fue la primera película rodada completamente a color en tres tiras, 
y el primer fracaso de taquilla.

Miriam Hopkins conseguiría su única nominación al Oscar 
por su papel protagonista en La Feria de la Vanidad (1935)


Respecto a los actores principales, la situación no cambia. La pareja protagonista de La Cucaracha está conformada por Don Alvarado, un galán latino cuyo verdadero nombre era José Paige, nacido en Nuevo México en 1900, con una carrera en cine desde 1924 casi siempre en papeles secundarios; y por Steffi Duna, una bailarina de ballet originaria de Budapest, Hungría, en 1910, que había llegado a Estados Unidos apenas en 1932 contratada para actuar en Broadway, y sin embargo terminó protagonizando en cine la comedia romántica The Indiscretions of Eve (Cecil Lewis, 1932), película de 63 minutos de duración que supuso el debut cinematográfico de la oscarizada Jessica Tandy (Paseando a Miss Daisy, 1989) en el papel de una sirvienta.





El coprotagonista, Paul Porcasi, era italiano, nacido en Palermo, Sicilia, el primer día de 1879. Comenzó su carrera como cantante de ópera en Sicilia, pero tras emigrar a Estados Unidos consiguió trabajo en Broadway, donde participó como actor entre 1916 y 1928. En cine, apenas tuvo 5 intervenciones breves en la época silente, por lo que su trayectoria se desarrollaría a partir de 1929 con el inicio del cine sonoro, y continuaría durante todos los años 30’s y 40’s.




El director de orquesta Eduardo Durant, que se interpreta a sí mismo en la trama, parece ser que tenía raíces latinas, aunque había nacido también en California, y es que se desconocen muchos datos acerca de él, todo lo que se sabe es por los seis filmes en que participó entre 1932 y 1941. Como líder de una banda musical en la que se interpretaba principalmente música latina, comenzó a sobresalir en California allá a principios de los años 30’s. Su banda estaba conformada por una docena de músicos, que se hacían llamar bajo el muy americanizado nombre de "Eddie Durant and His Rhumba Orchestra" o "Eduardo Durant's Rhumba Band". La primera aparición en pantalla de Durant y su banda ocurrió en 1932 dentro del filme Dancers in the Dark (David Burton), drama criminal sobre un cuadrángulo amoroso que se suscita entre la bailarina de un club nocturno (Miriam Hopkins) con el saxofonista de una banda musical (William Collier Jr.), el líder de la banda (Jack Oakie) y un peligroso gánster (George Raft). Posteriormente, en 1934, intervinieron como un conjunto mexicano en La Cucaracha (donde no se logra identificar a Durant), y en un corto documental de 20 minutos de duración sobre una fiesta ofrecida por la MGM para sus artistas en un famoso local nocturno en 1934, titulada Noche de Estrellas en el Cocoanut Grove (Star Night at the Cocoanut Grove, Louis Lewyn). 

Leo Carrillo presenta a Eduardo Durant y su banda en el corto
Noche de Estrellas en el Cocoanut Grove (1934)


Al año siguiente, Eduardo y compañía intervendrían en otro famoso cortometraje en technicolor titulado La Fiesta de Santa Barbara (1935), producida por la MGM acerca de la fiesta anual que se celebra en el poblado de Santa Barbara, California, y que fue nominada en categoría inaugural como Mejor Cortometraje a Color en 1937; en ella, Judy Garland -como integrante del trío The Gump Sisters- junto a sus hermanas, le cantan a Paul Porcasi (interpretándose a sí mismo) “La Cucaracha”. Durant y su banda no tendrían otra intervención en el cine hasta 1941, año en el que participaron en la película Time Out of Rhythm (Sidney Salkow), musical con Rudy Vallee, Ann Miller y Rosemary Lane, así como en el drama criminal de serie B, Hard Guy (Elmer Clifton, 1941), protagonizado por Jack La Rue y Maty Healy, que centra su argumento en los proxenetas de un club nocturno encargados de casar a sus chicas con buenos partidos para después hacerles chantaje y conseguir ganancias millonarias.


Judy Garland y sus hermanas le cantan "La Cucaracha" 
a Paul Porcasi en La Fiesta de Santa Barbara (1935), 
un corto a color de director desconocido. 


Charles Stevens, que interpreta al ayudante del personaje de Don Alvarado en La Cucaracha, era de Arizona, al igual que Chris-Pin Martin, un actor cómico que interpreta a uno de los visitantes del Café, vestido de charro y que es gran fan de los actos de “Chatita”, el personaje femenino principal. Martin fue uno de los más populares actores de cuadro en el cine americano durante los años 30’s y 40’s, a menudo haciendo papeles breves en westerns donde personificaba a algún “paisano” o gente de pueblo mexicano, y aunque sí tenía ascendencia mexicana, en realidad había nacido en Tucson, Arizona, en 1883. Su debut en cine ocurrió nada menos que en La Quimera del Oro (Charles Chaplin, 1925), y en su filmografía sobresalen sus apariciones en algunas cintas de los directores más prestigiosos del momento, como Cecil B. DeMille en El Mestizo (The Squaw Man, 1931), Michael Curtiz en Capitán Blood (1935), William A. Wellman en Nace una Estrella (A Star is Born, 1937) e Incidente en Ox-Box (1943), Rouben Mamoulian en La Marca del Zorro (1940), y John Ford en Huracán en la Isla (The Hurricane, 1937) y La Diligencia (Stagecoach, 1939), por poner un ejemplo.

Por su parte, Julian Rivero, que interpreta a “Esteban”, el acompañante del “Sr. Martinez” (Paul Porcasi), pese a su nombre latino, nació en San Francisco, California en 1890, y al igual que Chris-Pin Martin, también tuvo una larga carrera como actor de cuadro en el cine, a menudo sin acreditar, y luego en televisión, abarcando su carrera desde 1923 a 1973, año este último en que participó con un personaje con mayor trascendencia argumental en el telefilme The Red Pony (Robert Totten), protagonizado nada menos que por Henry Fonda, Maureen O’Hara y Ben Johnson, y que ganó dos premios Emmy en 1973.


Chris-Pin Martin, en Nace una Estrella (1937)

Paul Porcasi, Steffi Duna y Julian Rivero


Como se puede ver, casi no hubo mexicanos involucrados en la realización de La Cucaracha. El único miembro del reparto verdaderamente nacido en México fue Sam Appel, nacido el 8 de Agosto de 1871 en Magdalena, Jalisco, bajo el verdadero nombre de Samuel. Se inició como actor en el cine mudo en 1916 con papeles de figurante, situación que no cambió hasta el fin de su carrera, en 1946. Pero se le puede ver acreditado en el western romántico Under a Texas Moon (Michael Curtiz, 1930), protagonizado por Frank Fay, la mexicana Raquel Torres, Myrna Loy, Noah Beery y George E. Stone, y como sirviente en la versión de Ramona que en 1936 dirigió Henry King con Loretta Young y Don Ameche. En el cotometraje que nos ocupa interpreta al dueño de “El Oso”, el Café cantante donde se desarrolla la historia.

Sam Appel (izquierda) y Leo Carrillo (derecha) en The Cisco Kid (1950)


Y a todo esto, se preguntarán ustedes, ¿de qué trata La Cucaracha?

Pues bien, en ella, el dueño de un famoso teatro, el “Señor Martínez” (Paul Porcasi), visita un café local en México debido a su gusto por la buena comida, y aprovecha para audicionar al popular bailarín del lugar, “Pancho” (Don Alvarado). Martínez dice al dueño del café que si el bailarín es tan bueno como ha oído, le ofrecerá al bailarín un contrato para trabajar en su teatro. La cantante femenina del café, “Chatita” (Steffi Duna), oye hablar de esto y se determina a que el hombre no deje el lugar sin ella, primero alterando la cena de Martínez, y luego boicoteando el número dancístico de Pancho.

Sobresalen las secuencias de baile en la película, muy bien ejecutadas y con un vestuario que aunque es mexicano, combina el traje típico de charro con el vestuario de tehuanas, algo improbable geográfica y culturalmente en las danzas de nuestro país. Pero con los trajes de chinas poblanas, y los tradicionales rebozos, se realizan unas coreografías que combinan diferentes estilos de estampas de baile del folklor mexicano. Todas muy llamativas con el maravilloso uso de la paleta de colores que ofrecía el Technicolor.






Que La Cucaracha fuera el primer cortometraje de acción real a color, merecedor del Oscar a Mejor Cortometraje de Comedia, significó el reconocimiento a todo el equipo técnico y artístico que experimentó con los nuevos procesos del Technicolor, una imagen más real y matizada que la plasticidad de los experimentos previos. Pero además, dio el pistoletazo de salida a todas aquellas producciones realizadas en el periodo de 1935-1940 que anunciaban en sus carteles “filmadas en glorioso Technicolor”, y que al día de hoy perduran como clásicos no solo del cine americano, sino del cine mundial.






Bastarían solo dos años para en 1937, la Academia se viera en la necesidad de crear nuevas categorías de premiación, como las de actuaciones de reparto, pero entre ellas, también diversificó los rubros de cortometrajes, y ahora, además de premiar a los cortos de una y dos bobinas, también se comenzó a reconocer al Mejor Cortometraje a Color que, como ya se dijo, en una de las nominadas La Fiesta de Santa Barbara podía verse a una prometedora Judy Garland cantar la popular canción, y en la que la estela del filme de Lloyd Corrigan tendría mucho que ver. Pero no solo el clásico popular se pudo oír en ambos cortometrajes, sino que también se escuchó como parte de la banda sonora de Viva Villa! (Jack Conway, Howard Hawks, 1934), el filme biográfico al estilo hollywood que realizó la MGM el mismo año que La Cucaracha, y que fue nominado para el Oscar a Mejor Película.





Gracias a la tecnología actual, La Cucaracha puede ser vista y disfrutada por completo en el video que adjuntamos a continuación, que aunque está hablado en inglés y no cuenta con subtitulos, no hace falta ser muy conocedor del idioma de Shakespeare para entender lo que ahí se narra. Véanla, disfrutenla y dejen sus opiniones. ¡Hasta la próxima!