domingo, 29 de mayo de 2011

Las 100 Mejores Películas del Cine Mexicano (IX)




15.- Los Hermanos del Hierro (Ismael Rodríguez, 1961)

Western. En el norte de México, a comienzos del siglo veinte, Reynaldo del Hierro (Eduardo Noriega) es muerto a balazos por Pascual Velasco (Emilio Fernández) cuando cabalga con sus hijos Reynaldo y Martín. En el velorio, la viuda (Columba Domínguez) decide inculcar en sus hijos la misión de vengar la muerte de su padre cuando sean mayores, para ello es ayudada por un pistolero veterano (Ignacio López Tarso) que enseña el manejo del revolver a los pequeños. Pasan los años, pero los niños crecen de modo distinto y, ya como adultos, Reynaldo (Antonio Aguilar), comprende que no puede vivir con el odio inoculado por su madre y decide renunciar a la venganza, sin embargo al hijo menor, Martín (Julio Alemán), la contemplación del asesinato de su padre le ha dejado un trauma del que no se ha recuperado, por lo que desarrolla un perfil psicopático y termina convirtiéndose en un pistolero a sueldo…

Tomando como punto de partida el asesinato de un "pater familia", el director Ismael Rodríguez, hilvana, sobre un relato de Ricardo Garibay, una historia seca y amarga sobre la futilidad de la venganza y sus consecuencias. Es interesante señalar el retrato que se hace de los pistoleros, el cual se aleja del heroísmo habitual; son expuestos como apestados sociales que sólo son tolerados merced al miedo que inspiran y que son utilizados por los próceres y caudillos de la sociedad bien pensante para hacer el trabajo sucio y exterminar a los rivales sin tener que mancharse ellos las manos de sangre. La relación entre los hermanos conforma el grueso de la narración y a pesar de rivalidades y desencuentros, con triangulo amoroso de por medio, la constatación de que los dos forman un solo hombre, para ellos mismos y para el resto de la sociedad, queda explicitado de modo inequívoco en los compases finales del film.

Basada en un hecho real, la película se realizó en las postrimerías de la Época de Oro del Cine Mexicano, no obstante al igual que otras obras magnas de esos años reúne un reparto de primer nivel en el que aparte de los ya citados intervienen, en papeles breves, estrellas del cine mexicano de la época como Emilio “El Indio" Fernández, José Elías Moreno, Víctor Manuel Mendoza, David Reynoso, David Silva, Arturo de Córdova (voz en off) o Pedro Armendáriz así como la actriz Patricia Conde en su debut cinematográfico.

La cinta está rodada con sobriedad, la música está presente en varios momentos, pero más bien insertada en la narración de forma natural, sobre todo a modo de canciones y en especial una de ellas, el tema “Dos Palomas al volar” (de Jesús Gaytán, Rodríguez y Garibay). Se utiliza el zoom (ese arma de doble filo) con una maestría notable, algo no siempre habitual en esa década y la siguiente, tal y como infinidad de directores se encargaron de demostrar. Así mismo los movimientos de cámara son concisos, siempre con la intención de dinamizar la narración cuando esta lo requiere pero sin que nos perdamos en ella (tal y como sucede en la mayor parte del cine comercial actual) y en general la composición de planos es artesanalmente impecable y el conjunto, excelente, fluye con plena armonía.


Antonio Aguilar interpreta al hermano mayor de Julio Alemán, quien se encarga de cuidar el bienestar de su hermano, aunque este por problemático le ocasione problemas a él mismo. Aguilar fue capaz de dar diferentes matices a su personaje; el de un hombre pacífico que se trastoca en criminal perseguido por la justicia enamorado de la misma mujer a la que ama su hermano y cuyo final resulta trágico e ineludible. La actuación de Columba Domínguez es excepcional, ya que nos transmite ese deseo de venganza, y que al cumplir su cometido no sabe como controlar los arranques de ira de su hijo menor. Los creadores de esta película tuvieron el tino de grabarla en blanco y negro, su fotografía, la iluminación y las actuaciones de todos, desde el papel mas pequeño hasta el de los principales, es muy valiosa. Por Los Hermanos del Hierro, Ismael Rodríguez fue nominado al Globo de Oro como Mejor Director en 1963.













16.- El Ángel Exterminador (Luis Buñuel, 1962)

Drama surrealista. La historia es de lo más extraordinaria. La película empieza con los preparativos para una gran cena en una gran mansión. Los criados que la están preparando tienen la necesidad de irse de la casa y se van. Al final solo quedan los ricachones amos de la casa y los invitados que no pueden salir de la casa no saben por qué. Se quedan atrapados durante varios días y en el transcurso de esos días, la cortesía inicial de los invitados se transforma en el más primitivo instinto por la supervivencia: sale el ser humano rancio que todos llevamos dentro...

Tras el éxito internacional alcanzado por Viridiana (1961) la mancuerna Alatriste-Buñuel emprendió un nuevo proyecto basado en un guión escrito por Buñuel y Luis Alcoriza. El título original de "Los Náufragos de la Calle Providencia" fue modificado gracias a una obra teatral que nunca se escribió. "Durante el rodaje de «Viridiana» me encontré con el escritor José Bergamín, quien me dijo que se proponía escribir una obra de teatro con el título de «El Ángel Exterminador». Yo le dije que era un título magnífico y que si iba por la calle y lo veía anunciado, entraría a ver el espectáculo. Como Bergamín jamás escribió la obra, le escribí pidiéndole los derechos del título. Me respondió que no necesitaba pedírselos, puesto que esas palabras aparecían en el Apocalipsis."

A diferencia de Viridiana, el presupuesto con el que contaba Alatriste para financiar El Ángel Exterminador era muy limitado. "Lo ideal, desde luego, hubiera sido hacerla en Inglaterra, en un lugar donde verdaderamente existe un estilo de alta sociedad. Pero, en cambio, con Alatriste tuve toda la libertad del mundo." Ambientada en el seno de la burguesía mexicana El Ángel Exterminador se decanta con una sutilidad y una delicadeza a la que no estamos acostumbrados en nuestro cine más actual. La película presenta uno de los temas favoritos de Buñuel: el de las repeticiones. "Creo haber sido el primero en emplearlas en el cine. La entrada de los invitados en la lujosa mansión de los Nóbile y la subida por la escalera al piso superior la repetí dos veces consecutivas, sin otra variación que una toma en picado y otra en contrapicado. Cuando terminó de hacerse la copia, el fotógrafo Gabriel Figueroa vino a verme alarmado y me dijo «Oiga usted, la copia no está bien, una escena se repite.» Le dije: «Pero Gabriel, el montaje lo hago siempre yo mismo. Además usted filmaba conmigo y sabe que en la repetición usamos otro encuadre. Es una repetición voluntaria...» «Ah, ya veo», dijo, pero en verdad estaba asustado." Además de la doble entrada de los invitados, en El Ángel Exterminador existen un gran número de situaciones duplicadas. "La repetición me atrae, tiene un efecto hipnótico. En la película hay como veinte repeticiones. Unas se notan menos que otras."

Acerca del enigmático título de la película Buñuel comenta: "Yo primero pensé que el título tenía una relación subterránea con el argumento, aunque no sabía cuál. A posteriori lo he interpretado así: los hombres cada vez se entienden menos entre sí. Pero ¿por qué no se entienden? ¿Por qué no salen de esta situación? En la película es lo mismo: ¿Por qué no llegan juntos a una solución para salir de su encierro?" Se sabe que Gustavo Alatriste, firmó la producción de la película sin siquiera leer el guión, confiando plenamente en su director, e incluso cuando el también esposo de Silvia Pinal vió el filme recién terminado comentó: “No he entendido nada. Es maravilloso”.


Enrique Rambal, Silvia Pinal, Claudio Brook, José Baviera, Augusto Benedicto, Luis Beristáin, Antonio Bravo, Jacqueline Andere, Lucy Gallardo, Ofelia Guilmáin, Tito Junco, Berta Moss, Eric del Castillo y Rita Macedo, entre otros, integran el reparto de esta cinta nominada a la Palma de Oro en el Festival de Cannes en 1962.

















17.- Cadena Perpetua (Arturo Ripstein, 1978)

Drama Policial. Luego del asalto frustrado a un banco y un tiempo en prisión, Javier "El Tarzán" Lira (Pedro Armendáriz Jr.) decide retirarse de su carrera delictiva e iniciar una nueva vida con un trabajo honesto como cobrador de un banco. Un encuentro con sus antiguos perseguidores, los agentes, Prieto (Narciso Busquets) y "Cotorra" (Rodrigo Puebla) lo obligan a recordar su pasado como explotador y ladrón. Extorsionado por los corruptos policías, Lira luchará para evitar delinquir nuevamente, pero la realidad le hará una mala jugada...

Arturo Ripstein dirigió en 1978 Cadena Perpetua, adaptación de la novela “Lo de Antes”, de Luis Spota. El realizador se enfoca en la frustrada redención de un delincuente, quien intenta rehacer su vida pero cuya buena fe se ve impedida por un comandante policiaco en una puntual disección de la corruptela de la sociedad mexicana, llevando la historia a las incidencias del protagonista en su reclusión en las Islas Marías, donde debe padecer al rupestre sargento Pantoja (Ernesto Gómez Cruz). La adaptación del original literario corrió a cargo del también notable escritor Vicente Leñero y del propio Ripstein.

Para algunos actores Cadena Perpetua represento lo mejor de en su carrera, como el caso de Angélica Chain en el papel de la prostituta; para otros una más dentro de la lista de filmes de calidad; como Ripstein solo sabe, encontró actores que ahora tienen trayectoria y se han convertido en los maestros de nuevas generaciones. Ernesto Gómez Cruz, Pilar Pellicer, Ana Ofelia Murguía y Roberto Cobo, son solo algunos de los nombres que figuran dentro de los créditos. Recomendable para sociólogos, psicólogos, abogados y todo aquel interesado en conocer de la conducta humana y respuestas ante lo que se considera sin salida. Fue además ganadora del Ariel de Oro a la Mejor Película, Mejor Director, Mejor Coactuación Masculina (Ernesto Gómez Cruz) y Mejor Coactuación Femenina (Ana Ofelia Murguía).















18.- El Rey del Barrio (Gilberto Martínez Solares, 1949)

Comedia arrabalera. Caritativo y desprendido, el joven ferrocarrilero Tin Tan se empeña en proteger a su joven vecina Carmelita (Silvia Pinal), a pesar de que ésta rechaza su ayuda. En realidad, Tin Tan es jefe de una banda de ladrones que se dedica a estafar a millonarias, haciéndose pasar por músicos, pintores y cantaores de flamenco. Éste moderno Robin Hood ve complicadas sus intenciones cuando la estrafalaria Nena (Famie Kauffman "Vitola"), una de sus millonarias conquistas, se prenda de sus encantos y quiere casarse con él...

El Rey del Barrio, una de las comedias más exitosas del cine mexicano durante su época de oro, es el vehículo ideal para que Germán Valdés se transforme en Tin Tan, el personaje pícaro y querible que inmortalizó en la pantalla en los años cuarenta. Inspirándose en sus experiencias como locutor de radio y cómico de carpas, Valdés creó inicialmente un personaje teatral que reflejaba de manera burlona y exagerada no sólo el atuendo del pachuco, el mexicano norteamericanizado que se vestía con pantalones amplios y chaquetas largas, sino también su manera pintoresca de hablar español, salpicada de modismos ingleses. Tin Tan llegó a la pantalla cinematográfica a mediados de los años cuarenta, aunque el personaje quedó perfilado recién en 1948 con el estreno de Calabacitas Tiernas. Esta comedia inició la fructífera colaboración del actor con el director Gilberto Martínez Solares y el guionista Juan García. Calabacitas Tiernas y El Rey del Barrio se consideran los mejores filmes de Tin Tan. Y ambos ocupan un lugar dentro de las consideradas 100 Mejores Películas del Cine Mexicano.

La dupla entre Gilberto Martínez Solares y Germán Valdez ha sido sin duda de las más exitosas de nuestro cine, comparada con la de Ismael Rodríguez y Pedro Infante lograr resaltar los mejores dotes actorales complementado con otras más como la canción y el baile. Esta película no es la excepción en volver a juntar al grupo de amigos que ayudan y soportan a Tin Tan en ser patiños de todas sus singulares aventuras. Ahí tenemos a Marcelo Chávez, Famie Kauffman aka “Vitola”, Ramón Valdez, Joaquín García "Borolas", René Ruiz "Tun Tun", Óscar Pulido, Roberto Cobo, Alfonso "Pompín" Iglesias, Yolanda Montes "Tongolele", el niño Ismael Pérez "Poncianito", y el propio guionista Juan García.

En El Rey del barrio, el personaje encarna ahora un pícaro urbano y marginal en Ciudad de México. En esta comedia Tin Tan representa dos caras de un mismo personaje: por un lado, finge ser un trabajador del ferrocarril, honesto y buen padre de un hijo pequeño, querido por sus vecinos. De noche, muestra su verdadera cara: jefe de una pandilla de rateros, que quieren funcionar con el estilo eficiente norteamericano y que sin embargo no logran robar nada. Se desarrollan divertidas secuencias de robos frustrados, donde Tin Tan se disfraza de cantor andaluz, pintor francés y maestro de canto italiano. Estos personajes le permiten encandilarnos con su graciosa labia fonética. Su verborragia lingüística finalmente lograrán que Carmelita (Silvia Pinal), una vecina del barrio, joven pudorosa venida a menos, se enamore de él.


El Rey del Barrio es también una divertida parodia del melodrama mexicano. Ubicada en el reconocible ambiente "arrabalero" de Nosotros los Pobres (Ismael Rodríguez, 1947), la película presenta una versión humorística de los personajes y situaciones que hicieron célebre a este género de nuestro cine, agregándole una serie de locuras y "gags" que rompen con toda solemnidad posible. De esta manera, el humilde ferrocarrilero Tin Tan se convierte en pintor francés, gángster de Chicago, bailarín de flamenco y profesor italiano de canto, sin que estos juegos queden fuera de lugar dentro del contexto de un barrio típico de la ciudad de México. Apoyado por un excelente cuadro de actores, Tin Tan logró convertirse en el cómico favorito de varias generaciones de mexicanos. Medio siglo después, este rey sigue reinando entre sus súbditos, quienes le guardan un particular cariño.















19.- El Esqueleto de la Señora Morales (Rogelio A. González, 1959)

Comedia Negra. Pablo Morales (Arturo de Córdova) es un taxidermista muy alegre que trata -en medida de lo posible- de tener una vida pacifica combinada con la caótica relación con su esposa Gloria, (Amparo Rivelles). Pablo desea tener hijos, salir a pasear con su mujer y compartir las cosas buenas y sencillas de la vida. Pero esta actitud amarga aún más a Gloria, que vive recluida en casa o en la iglesia, donde trata de lograr un lugar sobresaliente en la congregación, aún a costa de inventar eternos dramas donde ella es la víctima de un marido desobligado y alcohólico. Excepto por ese grupo eclesiástico, Pablo Morales es ampliamente querido por la comunidad. Amable con los niños, coherente orador, excelente preservador de restos de animales inanimados y que, a pesar de todo; ama a su esposa. Sin embargo, Gloria obsesionada con una deformidad en su rodilla se encarga de liberar toda su frustración contra su marido; quien cegado por el amor que le tuvo en un principio acepta sin reprochar cada uno de los desprecios de su mujer, incluyendo aquellos en los que son involucrados la junta de la iglesia y los propios familiares de ella: con quienes se queja amargamente de las supuestas “golpizas” y “borracheras” que según ella repetidamente comete el señor Morales en ausencia de cualquiera de ellos.

La situación de Pablo logra en el espectador una afinidad particular, debido al intenso infierno del que él mismo es presa a manos de la “Señora Morales”, como un ejemplo; el momento en el que se dispone a comer le obliga a lavarse las manos con alcohol alcanforado (de un olor muy penetrante y desagradable) argumentando que tiene las manos sucias por haber destazado “animales del señor” durante todo el día. Y mientras intenta comer, ella hace sonidos guturales con la intensión de que le de asco y no coma carne roja (de la que además es un serio aficionado). Este escenario se va intensificando poco a poco a medida que el mismo empieza a sentir mucha repulsión, desconfianza y odio hacia su cónyuge. Los años en los que ella se ha negado a tener hijos a causa de la condición de su pierna (aunque se le ha explicado que no es una condición hereditaria) y su constante obstinación convierte la casa Morales en un hogar muy tenso.

Todo desemboca en el momento en el que la señora decide hacer pasar ante todos que Pablo le ha dado una golpiza; lo cual propicia que, además de la cólera de la junta vicaria; una paliza que Elodio (Luis Aragón), esposo de la hermana de Gloria le otorga a Pablo y que lo hace pensar seriamente en si la vida al lado de ese demonio vale la pena. Un buen día, Un día, Pablo anuncia a sus conocidos que Gloria se ha ido a Guadalajara a visitar a una tía. Sin embargo, en su laboratorio coloca un esqueleto al que trata amorosamente, y como no se sabe gran cosa de Gloria, se empiezan a crear sospechas entre las amistades de la desavenida pareja sobre el verdadero destino de la Señora Morales…

El cuento “El Misterio de Islington” del galés Arthur Machen (uno de los creadores del "Horror Naturalista" y gran influencia para escritores como H. P. Lovecraft), fue adaptado al cine por uno de los mayores guionistas de México, Luis Alcoriza (escritor de Los Olvidados, de Luis Buñuel), dirigido por Rogelio A. Gonzáles (Guionista y/o director de muchas de las principales películas de Pedro Infante) y protagonizado por Arturo de Córdova, ganador del Premio Ariel por su actuación en películas como En la Palma de tu Mano (1952) y Las Tres Perfectas Casadas (1954). Arturo de Córdova nació el 8 de mayo de 1907 en Mérida, Yucatán. Trabajó como locutor de radio y en 1936 se inició en el cine bajo las órdenes de Arcady Boytler, tras lo cual figuró durante muchos años como galán no sólo en la meca del cine, sino también en México, Argentina y España Su gran apostura y reconocible voz, lo llevaron a trabajar en Hollywood, en donde estelarizó al lado de Gary Cooper e Ingrid Bergman la película ¿Por quién doblan las campanas? (Sam Wood, 1943), adaptación de la novela de Ernest Heminway,

El Esqueleto de la Señora Morales es una negrísima comedia que supone uno de los títulos de oro del cine mexicano y que resulta ser una pieza sorprendentemente desconocida o más bien involuntariamente olvidada o pasada por alto. Sin embargo triunfa a lo grande en su apropiación sin reverencias del Buñuel más sardónico. Rogelio González realiza una labor de cámara sobresaliente, adoptando una estética seria, un claroscuro expresionista de cine negro americano repleto de angulaciones y composiciones rebuscadas (soberbia fotografía, con los rostros recortados por manchas de puro negro), además de una dirección de actores soberbia. La madrileña Amparo Rivelles en su papel de la esposa detestable, impasible, estoica y con la intensión de parecer una mártir en todo sentido, compone a una chantajista emocional y arpía castradora a la que estás ansiando asesinar desde que asoma. La cinta acierta al parodiar y recoger ciertas constantes de la escuela melodramática típicamente mexicana que aquí se retuercen y encima no renuncia a funcionar como un “thriller” genuino, con momentos de tensión tan logrados como la resolución del crimen con guiño a Hitchcock, vaso mediante incluido o la genial escena de la confesión final, mezcla perfecta de planificación enfática y comicidad satírica cabalgando a lomos de un anticlericalismo burlón que reparte latigazos entre curas metiches, meapilas y beatillas.












20.- Víctimas del Pecado (Emilio Fernández, 1950)

Melodrama de Cabaret. Violeta (Ninón Sevilla), una cabaretera, recoge de la basura al bebé de su compañera Rosa (Margarita Ceballos), que ha sido obligada a tirarlo allí por amor a su explotador, Rodolfo (Rodolfo Acosta). Rodolfo trata de matar a su hijo, para explotar a Violeta, ella lo defiende y el delincuente la golpea, pero la policía lo apresa. La joven consigue trabajo en un cabaret y deja al niño en un internado. Ella y Santiago (Tito Junco), el dueño del cabaret, se enamoran. Años después, cuando Rodolfo sale de la cárcel, mata a Santiago, rapta al niño (Ismael Pérez “Poncianito”) y lo obliga a robar, por lo que la bailarina mata al tipo y es apresada. El niño deambula solo por las calles, el día de las madres va a ver a la bailarina pero es tarde y la penitenciaria se ha cerrado. El niño se queda a dormir a las puertas de la cárcel y el director (Arturo Soto Rangel) conmovido habla con el Presidente de la República para conseguir la libertad de Violeta…

Realizada en 1950, ésta fue una curiosa aportación de Emilio “Indio” Fernández al género de las Rumberas. El cineasta mexicano más importante de la época clásica de nuestra industria, siempre en mancuerna con el magistral cinefotógrafo Gabriel Figueroa, descendió a los infiernos de la vida nocturna del México alemanista para contar una historia de sacrificio, en la cual una mujer acepta ser madre de un niño rechazado, sobreviviendo juntos.

Recordemos que a partir de 1949, el trabajo de Emilio Fernández tras la cámara se incrementó notablemente. El ritmo de tres cintas anuales aumentó a cuatro en 1950. En palabras del crítico Emilio García Riera: “Esa abundancia reflejó por sí sola la de un cine en disposición de sacrificar la calidad por la cantidad, y el mismo Indio se debió a sentir forzado a tal sacrificio.” Tres de las cuatro cintas eran además vehículos para el lucimiento de sus protagonistas, situación que el “Indio” no experimentaba desde los tiempos de Flor Silvestre (1943): Siempre Tuya (1950) para Jorge Negrete, Islas Marías (1950) para Pedro Infante, y Víctimas del Pecado para la cubana Ninón Sevilla, rutilante bailarina y estrella exclusiva de Producciones Calderón.

El “Indio” no saldría tan bien librado de este agotador ritmo de filmaciones. De las siete películas que realizó en aquel par de años, cuatro fueron fracasos rotundos, La Malquerida (1949) tuvo un éxito más bien moderado, Islas Marías fue un fracaso comparada con otras cintas que Infante filmó en el mismo año y sólo Víctimas del Pecado obtuvo buenos resultados en taquilla. Con el paso del tiempo, la apreciación de los críticos hacia la obra realizada por el “Indio” durante aquellos años coincidiría con la del público de la época: Víctimas del Pecado sería la única cinta rescatable del conjunto.

Sin imaginar que estaban a un paso de obtener fama internacional con la serie de películas de cabaret interpretadas por Sevilla, los productores hermanos Calderón confiaron a Emilio Fernández la realización de este melodrama musical que resultaría ser más intenso y exacerbado que Salón México (1948), la anterior incursión del “Indio” por los ambientes cabaretiles de la capital mexicana. Al igual que en Salón México, el “Indio” demuestra en Víctimas del Pecado un gozo muy particular al dirigir las escenas que tienen lugar en el cabaret. Asimismo, el realizador no esconde su afición a la moraleja edificante, ni puede evitar algunos momentos de involuntaria comicidad, como aquel en el que el “pachuco” Rodolfo Acosta demuestra su habilidad para hablar más de un idioma mientras le enseña como caminar con estilo a una cabaretera francesa.

A pesar de sus notables deficiencias, Víctimas del Pecado ha logrado mantenerse vigente en la filmografía del “Indio” Fernández y el paso del tiempo no la ha tratado tan mal. La fotografía urbana de Figueroa sigue viéndose espléndida y, como representativa de la filmografía de Ninón Sevilla, es importante señalar que la cinta obtuvo un éxito inusitado en Francia y Bélgica, en donde fue conocida como Quartier interdit (Barrio Prohibido).










domingo, 8 de mayo de 2011

Entrega del Ariel 2011: Los Ganadores




El día de ayer sábado 7 de Mayo, se llevó a cabo en el Palacio de Bellas Artes la 53º Entrega del Ariel a lo mejor del cine mexicano durante el año 2010. Como era de esperarse, dicho evento no quitó el sueño a la comunidad cinematográfica y no hubo grandes aglomeraciones de medios que cubrieran la nota. Las alfombras rojas en México no lucen precisamente por tener entre el desfile de artistas a los mejores vestidos, y la entrega del Ariel no fue la excepción. Varios de los invitados a este importante evento vestían con pantalones de mezclilla y camisas de vestir, otros con atuendos muy al estilo hip-hop o reggaetonero, e incluso, no faltó el que pisó la alfombra con pantuflas o calzado para descansar. Siendo pocas las actrices que se esmeraron en el atuendo que llevarían a la entrega.






Por segunda vez, el Canal 22 de la Ciudad de México fue el encargado de retransmitir una ceremonia de entrega que se vio afectada entre problemas de planeación y coordinación que fueron surgiendo durante toda la gala, y los discursos políticos de los premiados que manifestaron estar en contra de esa “guerra” que sostiene el gobierno de nuestro país con el narcotráfico y crimen organizado. El Canal 22 (XHIMT-TV) es una estación de televisión pública al servicio del Estado Mexicano, que transmite una diversidad de contenidos culturales, la cual es administrada por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CONACULTA). Con motivo de la entrega número 50 del Ariel, el Canal 22 transmitió en vivo y por vez primera la ceremonia de premiación, pero en los dos años subsecuentes no hubo tal cobertura. Es así como, con una dirigencia renovada de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas, en coordinación con CONACULTA y la UNAM, volvió a transmitirse por televisión la noche de ayer, a las 22:00 hrs., aunque en tiempo real la ceremonia dio inicio pasadas las 20:00 hrs.








La dirección de escena de la ceremonia corrió a cargo del también cineasta Daniel Gruener (mejor recordado por su película Sobrenatural -1996-, protagonizada por su esposa, Susana Zabaleta, que en un momento de la gala apareció para cantar el tema de La Mujer del Puerto, cinta dirigida por Arcady Boytler en nuestro país aquel lejano año de 1934), mientras que la conducción principal estuvo a cargo del actor Jesús Ochoa, que sin duda alguna fue lo mejor y más rescatable de esta entrega de premios, pues con su carisma y buen tino en su labor, pudo solventar tan accidentada producción. La gala inició y en la pantalla de la sala se iba escribiendo el guión de las acciones que el anfitrión tendría que ir realizando desde el momento en que la cámara lo captó sentado entre el público presente, hasta el momento de llegar al foro y sacar un pañuelo blanco para limpiarse el sudor propio del nerviosismo, y luego agitarlo al aire en señal de estar pidiendo “paz”. Acción que muchos de los presentes imitaron agitando sus pañuelos, con lo que se supo inmediatamente que la gala iba a estar llena de alusiones políticas contra el gobierno nacional encabezado por el presidente de México, Felipe Calderón Hinojosa.


“Chucho” Ochoa, agradeció al Canal 22 por transmitir la ceremonia del Ariel por “vez primera”, y esto fue el primer error de la noche, pero vendrían más, pareciendo que cada pareja de presentadores se esforzaba por superar las erratas anteriores. Acto seguido, fue presentado Carlos Carrera como presidente de la Academia, y claramente nervioso, dio un sentido discurso que invitó a la reflexión de todos los que amamos nuestro cine y ese tipo de premiaciones. Carrera reconoció que aunque los objetivos de la Academia no se han cumplido cabalmente, y sólo se concentra su existencia en la entrega del Ariel, debido a las diferencias entre miembros de la comunidad cinematográfica y la falta de independencia económica, la Academia está en riesgo de desaparecer. Mencionó que dichas diferencias se deben sobre todo a cineastas que cuando no se ven favorecidos en las nominaciones desacreditan a los premios y la labor de la Academia. "Renovarse o morir" fue el lema empleado por Carrera, quien argumentó que la participación escasa y la falta de interés hacia el organismo, así como los problemas administrativos son algunas de las razones que ponen en riesgo la viabilidad. Ante ello, exhortó a sumar esfuerzos, ya que cree que este organismo es necesario y es un medio de difundir la cultura, pues la institución no ve a las películas como producto ni al público como mercado. Agregó que la función de la Academia es la promoción y divulgación de los mejores trabajos que se realizan en el género. "Para ser viable, debe de ser recuperada por la comunidad cinematográfica que incluye a los hacedores del cine, las instituciones relacionadas con nuestro que hacer y en alguna medida el público", indicó. "Bienvenidos a esta fiesta, esperamos que no sea la última, de todos depende", subrayo Carrera.






Los primeros premios que se entregaron fueron los correspondientes al rubro de Cortometrajes. El presentador se equivocó en su frase de introducción que pretendía decir “el cortometraje es al largometraje lo que el cuento a la novela”, alterando el orden de los factores, ofreció disculpas por el error y reconoció que se lo acababan de decir tras bambalinas… Por lo que se pudo ver en la transmisión por televisión, los ganadores al Mejor Cortometraje de Animación subieron a recibir su estatuilla, pero no se les indicó si tenían que dar un discurso de agradecimiento y fueron sacados del escenario sin permitirles decir palabra alguna.

A continuación, se entrega el premio de Mejor Cortometraje Documental, el director del corto premiado y otros dos miembros de su equipo suben a recoger la estatuilla emocionados, se les indica que pueden abandonar el escenario, el público rechifla por la falta de atención, ellos no hacen caso a las indicaciones y toman el micrófono para agradecer el reconocimiento, el público aplaude. Esteban Arrangoiz, director del corto galardonado y alumno del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC) de la UNAM, se suma a las felicitaciones al maestro Jorge Ayala Blanco, crítico de cine que será reconocido con la medalla “Salvador Toscano” esta noche. Ahora todos los ganadores podrán dar un breve discurso.


MEJOR CORTOMETRAJE ANIMACIÓN
Luna de Raúl Cárdenas y Rafael Cárdenas

MEJOR CORTOMETRAJE DOCUMENTAL
Río Lerma de Esteban Arrangoiz

MEJOR CORTOMETRAJE FICCIÓN
El último canto del pájaro Cú de Alonso Ruiz Palacios


Al llegar el turno de premiar a la Mejor Actuación Revelación, el obvio ganador fue Christopher Ruiz-Esparza, el niño protagonista de Abel (Diego Luna). Sube al escenario muy contento en compañía de su hermano Gerardo con quien también compartía nominación por la misma película. La sala se llena de aplausos. No se ve intención de ofrecerles un micrófono. Jesús Ochoa pide que suban los otros nominados para felicitarlos, pero nadie le hace caso. Pretende entonces realizar con los pequeños hermanos una rutina cómica para sacarlos de escenario, pero ante el entusiasmo de los asistentes, les pregunta si tienen algo que decir, ellos dicen que sí, ven el premio como uno solo para ambos. No hay micrófonos para su corta estatura, así que Ochoa carga a Christopher para emparejarlo a la altura del micrófono desde el que conducen los presentadores, el galardonado agradece a todos los que confiaron en ellos, y luego Ochoa carga a Gerardo y el niño también agradece a los responsables de la película. Chucho les enseña un canto y pretende que lo sigan imitando sus movimientos hasta salir del foro, pero ellos no entienden y bailan en el escenario. La sala vuelve a llenarse de aplausos, finalmente los niños salen y se da paso a las siguientes categorías. Este fue el mejor momento de la noche, por mucho.






Es el turno de premiar a la Mejor Coactuación Femenina. Ofelia Medina, por Las Buenas Hierbas (María Novaro) obtiene aquí otro Ariel de su carrera, y en su discurso de agradecimiento menciona que las buenas hierbas en México están a punto de desaparecer ante la urbanización desmedida de algunas empresas industriales. Menciona un ejemplo y dice “no lo permitiremos”. También se manifiesta en contra de esa “guerra” que tantas muertes ha causado al país, e invita a los mexicanos a participar hoy domingo en la marcha por la paz y la seguridad que encabeza el poeta Javier Silicia para llegar al Zócalo de la Ciudad de México y gritar un “ya basta” en contra del gobierno. La ganadora invitó a los mexicanos a la marcha por la paz y reiteró que los ciudadanos deberían exigirle al gobierno que no gaste los recursos en una guerra contra el narcotráfico, sino en educación y salud. Discurso político que no será el último de la ceremonia.









El Premio a Mejor Coactuación Masculina es para Joaquín Cosio por su encarnación de “El Cochiloco” en la cinta El Infierno (Luis Estrada). Cosio -villano en el último Bond, Quantum of Solace-, caló hondo en el público con su encarnación de un sicario sin piedad para el negocio pero a la vez muy humano, tierno padre y buen amigo. Premio muy merecido y dedicado a Cd. Juárez. Antes de que abandone el foro, Ochoa lo invita a escuchar el rap que sobre su personaje ha hecho algún internauta en YouTube. Todos escuchan y los asistentes aplauden. Hasta que el Ariel le hizo justicia a Cosio, que por Matando Cabos (2004), la cinta que lo encumbró a la fama, recibió su primera nominación pero no ganó en aquella ocasión... Daniel Martínez, nominado por vez primera por su encarnación del “Coronel Butch Felton” en Chicogrande (Felipe Cazals), se queda sentado viendo como pierde la estatuilla por el mejor trabajo de su carrera. Pero la Academia parece tener una deuda con él, puesto que en todas las categorías en las que compite la cinta revolucionaria de Cazals, cual homenaje en vida, será proyectada la escena de su presentación ante el grupo villista. Suya es la imagen más vista de la ceremonia.







Al anunciar una de las primeras categorías, vemos un clip de la película Besos Prohibidos (Rafael Baledón, 1956), debut en cine de la actriz María Rojo, en el que ella toca el piano mientras conversa con Emma Roldán. Se anuncia entonces a la Rojo como la siguiente presentadora, pero en el escenario aparece Chucho Ochoa, ofreciendo disculpas porque María se quedó “atrapada” en la nueva cámara de Senadores, así que no le dio tiempo llegar a entregar el premio que le correspondía. El Ariel a la Mejor ópera Prima es para Año Bisiesto de Michael Rowe, ganadora también de la Cámara de Oro en el Festival de Cannes; su director agradece a aquellos que creyeron y participaron en una película “tan difícil” como esa. "Este premio significa muchísimo para mí, porque ahora sí me siento mexicano", dijo Rowe, un australiano recientemente nacionalizado.






MEJOR ACTUACIÓN REVELACIÓN
Christopher Ruiz-Esparza por Abel

MEJOR COACTUACIÓN FEMENINA
Ofelia Medina por Las buenas hierbas

MEJOR COACTUACIÓN MASCULINA
Joaquín Cosio por El infierno

MEJOR ÓPERA PRIMA
Año Bisiesto de Michael Rowe


Posteriormente Jesús Ochoa anuncia a los presentadores de la siguiente categoría, Elizabeth Cervantes va haciendo su aparición y Ochoa corrige, pide perdón y dice que la categoría de Mejor Música será presentada por él. La guapa actriz vuelve tras bambalinas. Ochoa hace un perfomance de sombras para anunciar a las cintas competidoras. El premio es para Hidalgo, La Historia Jamás Contada (Antonio Serrano). Toca el turno a la Mejor Fotografía. Ahora sí, Elizabeth Cervantes y Miguel Rodarte aparecen en escena, y anuncian que Rodrigo Prieto es el ganador de esta categoría. Hay aplausos y se quedan esperando a que alguien suba a recoger la estatuilla, pero nadie lo hace, así que ellos se tienen que disculpar y dicen que se lo harán llegar a su ganador. Es así como Biutiful (Alejandro González Iñarritú), nominada en los Oscares, Goyas y BAFTAs, logra una única victoria en las 7 nominaciones a las que contendía. Parece ser que aún no se les pasa al coraje de que la Academia Mexicana no haya nominado a la cinta de Iñarritú como Mejor Película o Director.







Toca el turno de premiar a la Mejor Película Iberoamericana. De las tres cintas en competencia, Roberto Sosa anuncia que hay dos ganadoras: la cubana José Martí: el Ojo del Canario, de Fernando Pérez, y la española También la Lluvia, de Iciar Bollaín. La única que quedó fuera del triunfo es la cinta argentina El Hombre de al lado, de Mariano Cohn y Gastón Duprat. Un hombre sube al escenario, habla con los presentadores y se lleva el Ariel. No pronuncia discurso alguno. Se informa al público que aquel hombre ha recogido el premio por También la Lluvia, y que el Ariel para la cinta cubana será enviado hasta sus realizadores. Nunca antes se había dado un empate en esta categoría, y no hubo nadie para celebrarlo. Que pena.

Cuando se anuncia el premio a los Mejores Efectos Visuales, los presentadores prometen que veremos en los clips de presentación grandes efectos, pero estos no aparecen por ningún lado y la lectura de las cintas nominadas no corresponde con las imágenes en pantalla. María José Pizarro gana el Ariel de Mejor Dirección de Arte, y en su discurso de agradecimiento menciona que tiene mucho que decir sobre la situación de nuestro México, pero que se le ha pedido que por ser extranjera debe callarse y no hablar mal del gobierno. Mariana Rodríguez gana el Ariel por la Mejor Edición de El Infierno, y también se pronuncia contra la guerra. El Atentado (Jorge Fons), la cinta más cara del cine nacional, solo logra llevarse la estatuilla de Mejor Vestuario, otorgando su segundo Ariel en este rubro a Gilda Navarro, que sube acompañada de Adolfo Ramírez, pero a él no le dieron estatuilla a pesar de que en las nominaciones quedaron ambos registrados.







MEJORES EFECTOS ESPECIALES
Alejandro Vázquez por El infierno

MEJORES EFECTOS VISUALES
Alejandro Valle por Las buenas hierbas

MEJOR SONIDO
Pablo Lach y Santiago Núñez por El infierno

MEJOR MÚSICA ORIGINAL
Alejandro Giacomán por Hidalgo, la historia jamás contada

MEJOR EDICIÓN
Mariana Rodríguez por El infierno

MEJOR FOTOGRAFÍA
Rodrigo Prieto por Biutiful

MEJOR DISEÑO DE ARTE
Salvador Parra y María José Pizarro por El infierno

MEJOR VESTUARIO
Gilda Navarro y Adolfo Ramírez por El atentado

MEJOR MAQUILLAJE
Roberto Ortiz por El infierno

MEJOR PELÍCULA IBEROAMERICANA
José Martí:el ojo del canario (Cuba) de Fernando Pérez
También la lluvia (España), de Icíar Bollaín

MEJOR LARGOMETRAJE DOCUMENTAL
La historia en la mirada de José Ramón Mikelajáuregui







Muy desangeladas fueron las entregas de los premios Especiales. La Medalla Salvador Toscano “al mérito cinematográfico” fue para Jorge Ayala Blanco, historiador y crítico de cine mexicano, autor de innumerables libros y profesor decano de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). La medalla es un premio anual al mérito cinematográfico, creado por la Cineteca Nacional de México en 1983. Dicho reconocimiento es un estímulo a todos aquellos hombres y mujeres que, sin importar su campo del quehacer fílmico, han contribuido a la historia y progreso del cine nacional. La directora de la Cineteca Nacional, Paula Astorga Riestra, y el hijo de Salvador Toscano, representante de la Fundación Carmen Toscano, fueron los encargados de otorgar el galardón al escritor. Sin embargo no hubo aplausos de pie ni un mensaje introductorio de los encargados de ofrecer la medalla. Jorge Ayala también dijo la nota al ser elocuente y solo decir “Esta vez seré elocuente: Muchísimas Gracias”, y con la misma, se retiró del escenario. Una noche antes de la ceremonia del Ariel, el viernes 6 de mayo, Ayala Blanco fue homenajeado en la Cineteca Nacional con un diploma y un estímulo económico previos a la entrega de la Medalla Salvador Toscano: “Es la primera vez que esta medalla se entrega a alguien que nunca ha intentado hacer cine, sino deshacerlo”, afirmó con humor aquella noche.








En un momento de la ceremonia hubo un pretendido homenaje al recien fallecido compositor Manuel Esperón (1911-2011), que el pasado mes de abrl moría a la edad de 99 años, cuatro meses antes de llegar a su cumpleaños número 100. Chucho Ochoa parodió la mítica escena del duelo de coplas en Dos Tipos de Cuidado (Ismael Rodríguez, 1953), luego se proyectó una entrevista del homenajeado hablando sobre la composición de la canción tema de La Mujer del Puerto (Arcady Boytler, Raphael J. Sevilla, 1934), protagonizada por Andrea Palma y Domingo Soler. En la cinta, Lina Boytler es aquella mujer que bajo la luz de un farol canta "Vendo placer, a los hombres que vienen del mar. Si se marchan al amanecer, para qué yo he de amar..." Y en recinto teatral del Palacio de Bellas Artes, aparece la guapa Susana Zabaleta para deleitar con su voz operística a la concurrencia entonando esa misma canción.

Muy pobre también estuvo el bloque de entrega del Ariel de Oro a la actriz Ana Ofelia Murguía y al director Jorge Fons. Ochoa llamó para ello al ex presidente de la Academia, el actor Pedro Armendáriz. De ambos galardonados, primero ella y luego él, se proyectaron algunas imágenes de sus películas más recordadas.

Ana Ofelia Murguía, nacida en 1933 y recordada por cintas como El Apando (1976), Las Poquianchis (1976), Pedro Páramo (1978), Naufragio (1978), María de mi Corazón (1979), Los Motivos de Luz (1985), Goitia, un Dios para si mismo (1991), Mi Querido Tom Mix (1992), El Viaje de la Nonna (2007), Solo quiero Caminar (2008) y Las Buenas Hierbas (2010), recibió un aplauso de pie, y cuando iba a decir su discurso, fue interrumpida por Armendáriz que sin darse cuenta iba a presentar al segundo homenajeado. Se calló y dejó hablar a Ana Ofelia. Ella dijo que este Ariel era verdaderamente inesperado, y se lo dedicó a sus hijos: “Ellos fueron quienes pagaron los platos rotos por mi ausencia”.

El director veracruzano Jorge Fons (1939), realizador de cintas como Los Cachorros (1973), Caridad (segmento de Fé, Esperanza y Caridad, 1974), Los Albañiles (1976), Así es Vietnam (1979), Rojo Amanecer (1991), El Callejón de los Milagros (1995) y El Atentado (2010), también fue recibido con un aplauso de pie. Fons aseguró que el Ariel de Oro se lo dedica a sus nietos y familiares, así como al resto de los directores de cine contemporáneo que aún viven. También se lo dedica a los que ya partieron de este mundo, pero especialmente a los que continúan haciendo cine, para cambiar la realidad de México. Además se pronunció a favor de la marcha por la paz, que se realiza en diferentes puntos del país. El director gritó en el micrófono del recinto cultural un “¡Ya basta!”, de tanta violencia. Fons fue también presidente de la Academia en 1998 con la nueva reestructuración que veló porque estuviera compuesta exclusivamente por trabajadores del cine, y no por personas morales ajenas a la industria. “Simplemente agradezco y deseo, que la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas, siga fuerte, porque es necesario mantenerla y que siga destacando.”

Antes de que los homenajeados se retiraran, Ochoa los llamó junto a Pedro Armendáriz para sostener una pequeña charla “entre amigos” sobre el escenario. Sentados sobre cajas de plástico, simularon estar celebrando lo que en el argot cinematográfico se conoce como un “sapo”, una celebración que el staff técnico realiza los sábados de cada semana después del medio día mientras dura el proceso de filmación de una película, una convivencia acompañada de cerveza y carnitas para festejar el final de una semana de rodaje y el comienzo de otra. Asistido por un actor disfrazado de franelero o ayudante, Ochoa repartió una botella de cerveza y un “taco” de carnitas a sus tres acompañantes, mientras charlaban amenamente de los “sapos” en los que han participado durante las filmaciones y alguno que otro conflicto que se ha vivido dentro de ese tipo de festejos. Ochoa preguntó en plan de chiste sobre qué diferenciaba a un Oscar de un Ariel. Respuesta: ¡Los Huevos! Porque se necesitan muchos huevos para hacer cine en México. Y si bien este ejercicio no aportó mucho a la ceremonia, sirvió para salirse del protocolo de galas anteriores demasiado acartonadas para creerse.






El premio al Mejor Guión Original fue para Diego Luna y Agusto Mendoza por Abel, segunda y última estatuilla para la película de Luna, que se mostró emocionado por el reconocimiento. Luna dedicó el premio a su Madre, la fallecida diseñadora de vestuario Fiona Alexander. “Esto es de ella y para ella”, expresó el actor, y Mendoza recalcó “es el final de todo lo que trabajamos y se planeó para la película”.








El Premio a Mejor Actriz, fue para la revelación oaxaqueña Mónica del Carmen por su trabajo en Año Bisiesto, donde mostró un gran trabajo actoral como “Laura”, una chica de Oaxaca que ha emigrado a la capital, vive sola en un modesto departamento en el que trabaja como colaboradora para una editorial. Al margen de su trabajo, recibe esporádicamente la visita de su hermano menor y mantiene furtivos encuentros sexuales con amantes de una sola noche. Cierto día conoce a Arturo (Gustavo Sánchez Parra), un hombre que despierta en ella irrefrenables deseos masoquistas. La vemos en pantalla desnuda tanto física como espiritualmente, y dejándose hacer cosas muy… cuestionables. Con este premio, la Academia vuelve a demostrar su afición por premiar a un talento actoral alejado del divismo y los cánones de belleza impuestos por los medios, premia las trayectorias cortas pero arriesgadas. Sin embargo, la actriz no estuvo presente en la ceremonia, siendo la mamá y el hermano de Mónica del Carmen los que subieron a recoger el Ariel. La nota cómica la dio la mamá cuando agradeció por ese “Oscar” que le daban a la “gran estrella”, siendo corregida inmediatamente por su hijo, que le dijo que se trataba del “Ariel”. “Ya quiero Oscar”, dijo la humilde señora, despertando los aplausos de todos los presentes. Mónica del Carmen tiene gran experiencia teatral, y no asistió a la ceremonia por encontrarse participando en un montaje en Francia.









El ganador como Mejor Actor tampoco estuvo presente en la ceremonia, de hecho sólo estuvo presente uno de los nominados, el actor Hansel Ramírez que competía por La Mitad del Mundo. Demián Bichir tenía compromisos previos ineludibles, Javier Bardem no asistió a la gala, y Damián Álcazar, envió a su hermano en su representación, siendo el triunfador de esta categoría por su participación en El Infierno, cosechando hasta el momento ya ¡8 Arieles de plata!

En la pantalla presenciamos una parodia de Jesús Ochoa intentando entrevistar a la “mamá” de Javier Bardem, la actriz española Pilar Bardem. Un actor caracterizado como ella, muestra ignorar qué cosa es un Ariel y a qué país representa este premio cinematográfico. Además de molestarse y mandar al carajo a Ochoa cuando éste le pregunta que opina de que su hijo haya perdido la nominación. Fue el sketch más gracioso de la noche, y es que con ello Ochoa dio a entender que otra cosa que les falta a los Arieles es proyección internacional, pues ya se vio que ni dentro ni fuera del país es interesante tener un premio Ariel.






El rubro al Mejor Director fue presentado por el mismo Carlos Carrera, ganador del Ariel el año pasado, y este premio fue para Luis Estrada por El Infierno. Estrada agradeció el premio y reconoció el trabajo de Damián Alcazar, asimismo retomó el discurso de Carrera por "Lo importante del llamado que hiso acerca de la necesidad de que participemos todos los que estamos aquí y los que no estamos, porque la Academia, realmente no es alarmismo, puede estar viviendo sus últimas horas y esta puede ser probablemente su última entrega..." dijo el cineasta antes de dedicar el premio a su esposa e hijos. Carlos ya tiene en su haber tres Arieles anteriores, el primero lo consiguió como Mejor Cortometraje de Ficción por La Divina Lola (1984), el segundo y tercero por el Mejor Guión y Mejor Dirección de La Ley de Herodes (1999), cinta que también se colocó con el Ariel de Oro a Mejor Película aquel año 2000.





Jesús Ochoa vuelve a aparecer en escena y menciona que Diego Luna es un gran actor que nunca ha ganado un Ariel (tuvo una nominación como Mejor Actor por Rudo y Cursi en 2009) y acaba de perder el premio a Mejor Director. Por lo tanto, es justo darle un reconocimiento que se merece, y por ello, le hará entrega de un premio que Ochoa ganó en Acapulco y que se lo dedicó a él. Se trata del Premio TVyNovelas, un reconocimiento que la revista de igual nombre y la empresa de televisión Televisa ofrecen a las mejores producciones del año (realizadas por la televisora), especialmente las telenovelas. Los premios cosechan diferentes categorías, similares a las de otros reconocimientos como los Emmys o Globos de Oro. La entrega de premios TVyNovelas se realiza anualmente desde 1983, en un programa especial de televisión que se ha convertido en la máxima entrega de premios en nuestro país, con un arraigo y proyección muy superior a todas las demás premiaciones que se realizan en México, incluido el Ariel. En su 29º edición, celebrada en el Forum Mundo Imperial de Acapulco, Jesús Ochoa obtuvo el premio Mejor Actor Coestelar por su participación en Para Volver a Amar, producción que reunió a un gran elenco actoral y que obtuvo 7 estatuillas incluyendo el premio a la Mejor Telenovela del Año. En aquel certamen, al pasar a recoger su premio, Ochoa manifestaba: “Esto era lo único que me faltaba. Quiero dedicar este premio con mucho cariño a mi compadre Diego Luna… a toda su familia, a José María Yazpik también, a toda su familia. Ellos han luchado mucho por él. Lo voy a compartir con ellos…” Ochoa hacía referencia a que ambos actores, con Gael García incluído, han manifestado públicamente su rechazo a hacer telenovelas por considerarlas de una calidad inferior al trabajo de cine, indignas de contar con su presencia, siendo que los tres iniciaron su carrera en este tipo de producciones en Televisa. Ochoa entregó el TVyNovelas a un sorprendido Diego Luna, yéndoselo a dejar hasta su asiento entre las risas y aplausos de los asistentes. Con esto Ochoa pretendía demostrarle la gran humildad que hay que tener para participar en cualquier tipo de medio, pues la labor actoral es siempre la misma y en todos se presumen retos profesionales.







Finalmente, la 53º entrega de los Arieles concluyó con la entrega del Ariel de Oro a la Mejor Película, anunciado por la productora Bertha Navarro (Reed: México Insurgente, Cabeza de Vaca, Cronos, El Espinazo del Diablo, El Laberinto del Fauno), que como ya era esperado, fue a parar a la cinta El Infierno, de Luis Estrada, candidata también a los Goya como Mejor Película Hispanoamericana. Tal como lo hizo con La Ley de Herodes once años atrás, Estrada se agenció los Arieles de Mejor Director y Mejor Película. En aquella ocasión, La Ley de Herodes, obtuvo 14 nominaciones y ganó 10. En esta, El Infierno consiguió 14 candidaturas y ganó 9, incluyendo Actor, Co-actuación Masculina, Diseño de Arte, Sonido, Maquillaje, Efectos Especiales y Edición.

Estrada compartió su premio con con el legendario Felipe Cazals, pues aseguró que el creador de Chicogrande fue su maestro. La cinta de Cazals sin embargo, de sus 8 nominaciones, no ganó ninguna. "Me uno a todas la voces que se han pronunciado en contra de esta guerra absurda en la que estamos metidos",






Estrada muestra un México controlado por los barones de la droga donde no escatima detalles sobre los brutales métodos de tortura y asesinato de los sicarios. Su estreno, en el marco de las celebraciones por el Bicentenario de la Independencia, supuso un contrapunto al triunfalismo de los festejos, llamando la atención sobre los 36 mil cadáveres que suma en los últimos cuatro años la guerra de los carteles.

Fue una película que encontró identificación con el público y éste mismo la llevó a que fuera muy vista. Con esta producción Estrada completa su trilogía (contra el gobierno de su país, todo hay que decirlo) que estuvo conformada por La Ley de Herodes (1999), Un Mundo Maravilloso (2006) y El Infierno (2010), donde el actor Damián Alcázar siempre fue su protagonista.

En entrevista posterior, Luis Estrada mencionó sobre los reconocimietos obtenidos: “Estos premios los recojo yo, pero son para todos los que participaron en la película. Ahora me da mucho gusto ver que una película que fue taquillera haya ganado”, indicó Estrada, cuya cinta obtuvo cerca de dos millones de espectadores, colocándose como la segunda película más taquillera de 2010 y retrata el narcotráfico y la violencia que ha dejado en cuatro años más de 40.000 muertos en todo el país, en hechos asociados a la lucha contra el crimen organizado.


MEJOR GUIÓN ORIGINAL
Agusto Mendoza y Diego Luna por Abel

MEJOR ACTRIZ
Mónica del Carmen por Año bisiesto

MEJOR ACTOR
Damián Alcázar por El infierno

MEJOR DIRECTOR
Luis Estrada por El infierno

MEJOR PELÍCULA
El Infierno de Bandido Films,
producida por Luis Estrada, Sandra Solares, Carlos Estrada y Juan Uruchurtu