sábado, 28 de agosto de 2010

Las 100 Mejores Películas del Cine Mexicano (V)




49.- Ladrón de Cadáveres (Fernando Méndez, 1956)

Horror. En la ciudad de México se están sucediendo una serie de profanaciones de tumbas. Misteriosamente las víctimas siempre suelen ser luchadores o atletas profesionales, personas provistas de una gran fuerza. Detrás de estos macabros raptos nos encontramos a un malvado “mad doctor” (Carlos Riquelme), un despiadado doctor que no dudará en hacerse pasar por Don Panchito (un indigente que vende boletos de lotería), y colarse en un gimnasio de lucha libre para raptar a más luchadores para sus extraños experimentos. Estos experimentos consisten en transplantar un cerebro de mono al humano para después resucitarlo y crear un ejército de super-hombres de extraordinaria fuerza y así conquistar el mundo. Para conseguir capturar a este misterioso hombre que rapta a los luchadores, el capitán de policía Carlos Robles (Crox Alvarado) decide pedir la ayuda de un amigo suyo recién llegado a la ciudad, el decente y romántico Guillermo Santana (Wolf Ruvinskis), para hacerse pasar por un luchador. De ese modo, Santana se convertirá en “Vampiro”, un invencible luchador enmascarado que será el cebo perfecto para capturar al Mad Doctor. Pero los planes de la policía no salen todo lo bien que deberían haber salido y Santana/Vampiro, cae en manos del villano y es sometido a este curioso experimento. Finalmente acabará convirtiéndose en un horripilante monstruo mitad humano, mitad gorila…

Antes de colaborar con Abel Salazar en El Vampiro (1957) y dar un nuevo aire al cine fantástico mexicano, el director Fernando Méndez realizó en tan solo 3 semanas, esta curiosa cinta con un mad doctor similar a Frankenstein, un hombre convertido en gorila y unos cuantos luchadores enmascarados, y todo ello ¡en una sola película! Una de las cosas más interesantes de ella es que Santana, el "bueno" del protagonista, se convierte en el monstruo y por lo tanto, y muy a su pesar, en el malo de la película. Esto choca bastante, porque al inicio parece imposible que la cosa vaya a terminar tan mal, sobretodo cuando estas viendo la entrañable relación que nace entre Santana y Lucia (Columba Domínguez). De este modo, Méndez realiza una nueva vuelta de tuerca al tema de la bella y la bestia, y hace una revisión de King Kong, cuando al final vemos a la bestia trepando por los edificios con su amada desmayada a cuestas. Kong y el monstruo de Frankenstein juntos en el cuerpo de Ruvinskis y, a pesar de ello, la solución del filme no mueve a la risa involuntaria gracias a la cuidada realización de Fernando Méndez que supo dotar de un ingrediente poco usual en el futuro a esta historia de científico loco: seriedad. En palabras más sencillas: el hecho de la que la premisa del argumento sea de entrada descabellada, no es sinónimo de que las cosas deben hacerse al aventón. Estamos de acuerdo que pueden existir limitantes de tiempo y dinero, pero no de talento, y así lo demostró Méndez al lograr una cinta que ya se alza propositiva y sale del lugar común en el género, convirtiéndose en una de las más respetadas y en referencia obligada al hablar de cine fantástico mexicano.








50.- Frida, Naturaleza Viva (Paul Leduc, 1983)

Drama biográfico. En su lecho de muerte en su casa de Coyoacán, la pintora Frida Kahlo (Ofelia Medina) agoniza mientras recuerda varios momentos que marcaron su vida. Por su mente –y por la pantalla- desfilan personajes y situaciones más significativos de su atormentada existencia: su infancia, su accidente y su larga enfermedad, el activismo político, su amistad con Leon Trotsky y David Alfaro Siqueiros, y su agitada vida junto a Diego Rivera…

Paul Leduc fue el primero en llevar al celuloide la vida de la legendaria artista tras su muerte. Y aunque es considerada la mejor película que se ha hecho sobre la pintora naturalista, lo cierto es que el espectador común de hoy encontrará que la cinta sigue poseyendo los vicios de los que la cinematografía mexicana adolece a menudo, sobre todo en este tipo de filmes que aspiran a la comprensión intelectual y no a lo comercial: escaso ritmo narrativo, pocos diálogos, sonido defectuoso, austeridad de recursos técnicos y falta de explicación a lo que estamos viendo, pues en la pantalla se muestran varios y breves momentos de la vida de Frida, algunos sin orden temporal, y no se ahonda demasiado en ninguno a excepción de su sufrimiento ante las enfermedades que la aquejaban. A favor están la soberbia actuación de la bella Ofelia Medina en el momento cumbre de su carrera, y las magníficas secuencias de canciones, que no son pocas y que rompen la sepulcral quietud con que todo se desarrolla. A partir de la segunda mitad, la película se vuelve más digerible y es entonces cuando se comienza a disfrutar lo que se está viendo, matices de una vida, una pasión, y un gran sufrimiento físico e interior. Llegando al final, el espectador se da cuenta –como en una galería de arte- de la gran obra que acaba de presenciar. Por otro lado, Juan José Gurrola solo tiene el robusto físico del hombre a quien interpreta, denotando que no hubo mucha preocupación por su caracterización como Diego Rivera, y su interpretación se vuelve tan chocante como tal vez quiso Leduc, pero a su personaje le falta la fuerza que lo haga ser el personaje masculino más importante de la cinta; Salvador Sánchez encarna buenamente a un Sequeiros al que el guión hace aparecer como el asesino de Trotsky, mientras Margarita Sanz interpreta a una amiga de Frida que en su escena de cocina, mientras canta con ella el “Solamente una vez” de Agustín Lara, acaba cediendo ante los impulsos lésbicos de la pintora, escena por la que ganó el Ariel de Mejor Actriz Secundaria. Sanz es la única actriz que ha participado en las dos películas sobre Kahlo. En la cinta dirigida por Julie Taymor y protagonizada por Salma Hayek, Margarita da vida a la esposa de Trotsky. Mientras que el político ruso es interpretado aquí por su paisano Max Kerlow, logrando la participación masculina más recordada de la cinta, en la que sin embargo uno no puede evitar reprocharle a su director el por qué durante la larga narración con voz en off del idealista soviético, no puso subtítulos en español pues toda está hablada en ruso, perdiéndonos toda la información que un personaje tan importante como él pudiera expresar.

Actores como Claudio Brook, Cecilia Toussaint, Lolita Cortés, Gina Morett y los hermanos Bichir, también están en el reparto. Temas como el “Mon coeur s'ouvre à ta voix” (en voz de María Callas) de la ópera de Sanson y Dalila, “Amapola”, “El Venadito”, o el ya mencionado “Solamente una Vez”, entre muchas otras, ilustran muchas bellas escenas que quedan grabadas en la memoria. Tras permanecer enlatada casi dos años, la película ganó varios premios en Festivales extranjeros como los de Estambul, La Habana y Bogotá durante los años de su corrida comercial internacional entre 1985 y 1989. En México se estrenó comercialmente en algunas salas hasta Marzo de 1986, pero en los Premios Ariel de 1985 fue nominada a 10 estatuillas, comprensible en una época en la que la cinematografía mexicana no contaba con propuestas destacables de cine de calidad, y ganó 8 premios: Mejor Película, Director, Guión, Actriz (Ofelia Medina), Actriz Secundaria (Margarita Sanz), Fotografía, Ambientación (Dirección de Arte), y Edición. Perdió por Mejor Argumento Original y Mejor Actor Secundario (Max Kerlow).


















51.- Los Tres Huástecos (Ismael Rodríguez, 1948)

Comedia ranchera. El filme se trata de tres hermanos, trillizos, que viven en diferentes regiones de la Huasteca Mexicana (Tamaulipas, San Luis Potosí y Veracruz). Criados desde pequeños en pueblos distintos con sus respectivos padrinos, se encuentran ya en edad adulta, cada uno con su destino definido: Juan de Dios Andrade es cura en el Potosino; Víctor Andrade es comandante del destacamento de El Veracruzano y Lorenzo Andrade -tahúr empedernido en el Tamaulipeco- es bronco y ateo, y además padre de una niña, la “Tucita”. La fuerza de la sangre hace que los tres hermanos compartan las mismas sensaciones e intenten ayudarse mutuamente. El destino los une en su lugar de nacimiento cuando Víctor recibe órdenes de capturar al "Coyote", quién se sospecha es Lorenzo. Juan de Dios quiere educar a la hija de éste y se la quiere llevar a la iglesia. Y para variar “Maritoña”, una coqueta comerciante, fiel seguidora de los sermones del cura, a quien encuentra “muy guapo”, cae enamorada de las galanterías del comandante. Todo se vuelve un enredo cuando los otros dos hermanos se hacen pasar por Lorenzo intentando evitar una tragedia…

Esta es una de las más representativas películas del inmortal Pedro Infante, una demostración de su talento al encarnar a tres personajes distintos, los hermanos del título. Si bien en su día los efectos visuales utilizados por Ismael Rodríguez para presentar en la misma toma a los “tres huástecos” fueron considerados asombrosos, vistos hoy día resultan bastante primitivos, pero todo se perdona porque el guión nunca decae, está lleno de situaciones cómicas, pegajosas canciones populares y personajes entrañables como las de Blanca Estela Pavón, Fernando Soto “Mantequilla”, y María Eugenia Llamas “La Tucita”, que se roba la película con su encanto de niña valiente y marimacha. El filme fue nominado al Ariel por Mejor Director, Mejor Guión, Mejor Argumento Original, Mejor Actor, Mejor Edición y Mejor Actuación Infantil.


















52.- El Bulto (Gabriel Retes, 1991)

Comedia Costumbrista. Lauro (Gabriel Retes), un joven fotógrafo liberal e izquierdista que cubría la manifestación estudiantil de San Cosme ocurrida en México el 10 de Junio de 1971, no puede escapar al enfrentamiento que se da entre los manifestantes y el grupo policiaco de “los Halcones”, por lo que en este hecho conocido como “la matanza del Jueves de Corpus” o “Halconazo”, recibe un golpe que lo deja inconciente. Su familia lo interna en un hospital manteniéndolo vivo durante 20 años en estado de coma. De pronto, una noche, Lauro abre los ojos: inexplicablemente volvió a la vida en una ciudad distinta en un mundo veinte años más viejo. Sus interrogantes son muchas: la videocasetera, el control remoto, los ejes viales, las computadoras, los videojuegos, etc., así como el reencuentro con sus compañeros de entonces, con su mujer Alba (Delia Casanova) -que ya vive con otro hombre-; con su madre, ahora anciana; con sus hijos, jóvenes modernos, y con un México completamente distinto al que conoció: las ideas, esperanzas, formas de vida y costumbres de los mexicanos de 1991 tienen muy poco o nada que ver con las de 1971, por lo que el mundo ideal que él creía estaba ayudando a forjar ya no existe, y descubre como la gente y sus ideales cambian y son absorbidos para variar por el sistema. Lauro tendrá que aprender a vivir con el cambio de la Historia y tendrá que aceptar que el futuro nunca es como lo imaginamos de jóvenes…

Desde los inicios de su carrera como director, en 1973, Gabriel Retes se caracterizó por reflejar en celuloide su ideología política y su visión estética. Pocos cineastas mexicanos contemporáneos pueden ufanarse como él de haberse mantenido fiel a sus convicciones, a pesar de las crisis por las que ha atravesado el cine de nuestro país. A partir de una anécdota muy socorrida por la literatura y el cine -¿qué pasaría si te quedaras dormido y despertaras mucho tiempo después?- Gabriel Retes refleja en El Bulto su preocupación sobre la importancia de la conciencia histórica. Esta postura es congruente con su trayectoria artística, en la que abundan los filmes de denuncia social y temas políticos. Así, ante la sorpresa de "el Bulto" desfilan los eventos del México contemporáneo: El terremoto de 1985, la primera visita del Papa, el Premio Nobel para Octavio Paz, Lupita Jones ganando el concurso de Miss Universo, el Nintendo, la apertura comercial y el Tratado de Libre Comercio. Al principio es un México insoportable y difícil de creer. Al final, es un México aceptable, abierto y franco. Un México esperanzado en el futuro que puede que haya aprendido algo de los errores de la historia… El Bulto es un filme excepcional dentro de la cinematografía mexicana y uno de los más célebres de la década de los noventa. La cinta de Gabriel Retes apareció en las pantallas mexicanas el mismo año que Danzón, de María Novaro, Sólo con tu Pareja, de Carlos Cuarón, La Mujer de Benjamín, de Carlos Carrera y Como Agua para Chocolate, de Alfonso Arau. El éxito de estas cintas sorprendió a quienes daban por muerto al cine mexicano y contribuyó a renovar el interés hacia las películas hechas en este país, y todas ellas compitieron en diversas categorías al Ariel en su edición número XXXIV. El filme por Mejor Música (Pedro Plascencia, el hijo de Carmen Salinas), Mejor Actriz de Cuadro (Delia Casanova) y Mejor Actor Secundario (Juan Claudio Retes, hijo del director). Ganador únicamente por la Mejor Edición.











53.- María de mi Corazón (Jaime Humberto Hermosillo, 1979)

Drama Fantástico. Héctor (Héctor Bonilla) y María (María Rojo) se reencuentran tras ocho años de no verse. Ella trabaja como maga en cabarets y él se dedica a robar casas. María convence a Héctor de que se vuelva mago y trabajen juntos. La vida parece sonreírles hasta que un día, cuando viaja a otra ciudad, María se queda en la carretera con el vehículo descompuesto. Al pedir ayuda, la recoge un autobús en el que viaja un grupo de enfermos mentales rumbo a un hospital. María no sospecha de que al llegar a su destino la confundirán con una loca más y nadie le creerá ni ayudará a escapar del cruel destino que le espera en el sanatorio…


La entrañable amistad entre el director de cine mexicano Jaime Humberto Hermosillo, y el escritor colombiano Gabriel García Márquez (adaptando un cuento suyo, sobre un caso verdadero que escuchó en Barcelona años atrás), dio como resultado una película tan cómica como aterradora, en la que también actúan Salvador Sánchez, José Alonso, Julieta Egurrola, Martha Navarro, Ana Ofelia Murguía, Arturo Beristáin, Roberto Sosa y Margarita Isabel; y la que según cuenta Márquez: “se hizo con la aportación de todos. Creadores, actores y técnicos aportamos nuestro trabajo a la producción, y el único dinero líquido de que dispusimos fueron dos millones de pesos de la Universidad Veracruzana; es decir, unos 80.000 dólares, que, en términos de cine, no alcanzan ni para los dulces. Se filmó en dieciséis milímetros y en color, y en 93 días de trabajos forzados en el ambiente febril de la colonia Portales, que me parece ser una de las más definitivas de la Ciudad de México. Yo la conocía muy bien, porque hace más de veinte años trabajé en la sección de armada de una imprenta de esa colonia, y por lo menos un día a la semana, cuando terminábamos de trabajar, me iba con aquellos buenos artesanos y mejores amigos a bebernos hasta el alcohol de las lámparas en las cantinas del barrio. Nos pareció que ese era el ámbito natural de María de mi Corazón. Acabo de ver la película ya terminada, y me alegré de comprobar que no nos habíamos equivocado. Es excelente, tierna y brutal a la vez, y al salir de la sala me sentí estremecido por una ráfaga de nostalgia.”









54.- La Noche Avanza (Roberto Gavaldón, 1951)

Drama policíaco. El engreído pelotari Marcos Arizmendi (Pedro Armendáriz), campeón de pelota vasca, vive intoxicado por sus triunfos y desdeña a las mujeres que lo aman: traiciona a su amante, la cantante de cabaret Lucrecia (Eva Martino), con la rica viuda Sara (Anita Blanch), y menosprecia a su millonaria enamorada Rebeca (Rebeca Iturbide), a la que trata de inducir a un aborto y luego al suicidio. Armando (Carlos Múzquiz), el hermano de Rebeca, tiene líos por deudas de apuestas de frontón con Marcial Gómez (José María Linares Rivas), por lo que cuando se entera de la relación que existe entre Marcos y su hermana, chantajea al deportista para que pierda un partido y así poder saldar él su deuda con Marcial, enamorado de Lucrecia. Sin embargo Marcos gana el partido, por lo que deberá enfrentar la venganza del villano, encargada a su lugarteniente Bodoques (Wolf Ruvinskis), entonces intentará conseguir con Sara el dinero con el que puede resarcir la pérdida económica de Marcial, pero cuando ella se niega a dárselo, Marcos terminará asesinándola en la pelea que le sigue y deberá huir del país antes de que vea su fama y vanidad totalmente destruidas...

La historia está basada en un argumento del periodista Luis Spota, adaptado para el cine por José Revueltas. Pedro Armendáriz realiza una estupenda actuación -sin bigote- del jugador de pelota vasca en cesta, fanfarrón y arrogante, ensoberbecido al máximo por sus 25 victorias en 25 partidos: “Soy el amo… los débiles no cuentan… el mundo es de los vencedores “, pregona y levanta el dedo, para declararse el amo, el número uno. Pero como toda fama es pasajera, le llegará la hora en que el viento se llevé sus sueños de grandeza.










55.- A.T.M. ¡¡A Toda Máquina!! (Ismael Rodríguez, 1951)

Comedia Urbana. En una muestra de altruismo, Luis Macías (Luis Aguilar) acepta que el vagabundo Pedro Chávez (Pedro Infante) comparta su departamento mientras encuentra un empleo. Pero luego de comenzar a vivir juntos Luis consigue entrar al escuadrón de agentes de tránsito, y Pedro, que quiere unirse también, con una muestra de determinación a la vez que desvergüenza lo consigue. A partir de ahí los enredos no se hacen esperar, pues el orgulloso Luis pretende castigar con el desprecio a su celosa novia (Aurora Segura), y el pícaro Pedro arregla una cita de su compañero para ser el chambelán de una quinceañera (Alma Delia Fuentes) enamorada de éste. Pero resulta que Pedro también es un experto motociclista y entre ambos pronto es evidente una competencia que se refleja en todos los aspectos de su vida. Por si eso fuera poco, Pedro lleva una "maldición" desde la infancia que le acarrea desgracias a cualquier persona a quien demuestre su afecto, así sea un perro, una maestra o una mujer…

Esta es una comedia sobre dos amigos jóvenes (ambos interpretados por dos de las máximas estrellas masculinas de la época) protagonizando una relación de amor odio, llena de enredos, situaciones divertidas, equívocos románticos, acompañados por legendarios temas musicales como los de Consuelito Velásquez y Antonio Matas. Muchos estudiosos la consideran como una de las primeras películas gay del cine mexicano por esa polaridad y atracción entre sus protagonistas. La secuela llegaría ese mismo año con el título de ¡¿Qué te ha dado esa Mujer?! (Ismael Rodríguez, 1951).











56.- Como Agua para Chocolate (Alfonso Arau, 1992)

Melodrama Romántico. Historia de amor y gastronomía ambientada en el México fronterizo de la época revolucionaria a principios del siglo XX. Los jóvenes y locamente enamorados Tita (Lumi Cavazos) y Pedro (Marco Leonardi) ven obstaculizado su amor cuando la controladora Mamá Elena (Regina Torne) decide que Tita, su hija menor, debe quedarse soltera para cuidar de ella en su vejez, impidiéndole mantener relaciones sentimentales con ningún hombre. Dispuesto a no perderla, Pedro se casa con Rosaura (Yareli Arizmendi), la hermana mayor, como única solución para mantenerse cerca de su amada. Al paso de los años, la cocina se convertirá para Tita en el lienzo donde mostrar su amor y sus deseos mediante platos exquisitos, logrando con su habilidad culinaria desatar en los comensales los sentimientos más diversos...

Calificada como ejemplo del realismo mágico cercano a los trabajos de Isabel Allende, la primera novela de Laura Esquivel publicada en 1989 obtuvo muy buenas críticas y un gran éxito de ventas, logrando traspasar los límites de la mera curiosidad para colocarse como el libro de ficción más vendido en México en los últimos veinte años. Su paso al cine casi fue obligatorio, pues Alfonso Arau -actor y director mexicano muy popular a principios de los setenta- se interesó inmediatamente en producir un filme basado en la novela de Esquivel. Al fin y al cabo ella no podía poner muchas objeciones, pues el interesado en filmar la historia de amor entre “Tita” y “Pedro” era su esposo. Como Agua para Chocolate se realizó con un presupuesto mucho mayor que el común para el cine mexicano (dos millones de pesos de aquel entonces), con técnicas cinematográficas hollywoodenses y con un gran sentido comercial, narrando con una belleza increíble una historia de amor imposible a causa de la tradición familiar. El resultado es un filme fiel a la novela original, excelentemente producido y, sobre todo, inteligentemente comercializado. Impecable en los aspectos técnicos, con una maravillosa fotografía de Emmanuel Lubezki y preciosa música de Leo Brouwer, no es de extrañar que sea una de las novelas mejor adaptadas al cine, pues fue la misma Laura Esquivel, quien firmó el guión. Y es sin duda alguna, la mejor película que Alfonso Arau ha hecho hasta la fecha. La película generó por venta de taquillas la cantidad de $21,6 millones en EEUU solamente, además fue nominada a 14 premios Ariel de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas, de los cuales ganó 10, incluidos los de Mejor Película, Director, Guión, Fotografía, Actor (Mario Iván Martínez por su papel de médico enamorado de “Tita”), Actriz (Regina Torné), Actriz Secundaria (Claudette Maillé, la hermana pasional de “Tita”) y Actriz de Cuadro (Margarita Isabel, madre de Mario Iván, en su papel de invitada suspicaz de la familia protagonista). Lumi Cavazos perdió su nominación como Mejor Actriz, terna en donde competía con Regina Torné, su madre en la pantalla, pero el italiano Marco Leonardi, protagonista de la igualmente multipremiada Cinema Paradiso (1988), no fue contemplado a premio alguno, en lo que mucho influyó que su voz fuera doblada para la película. En el ámbito internacional, Como Agua para Chocolate compitió en la categoría de Mejor Película Extranjera en los premios BAFTA británicos, los GOYA españoles, y al Globo de Oro estadounidense, pero no tuvo el suficiente empuje para llegar al Oscar.

















57.- México de mis Recuerdos (Juan Bustillo Oro, 1943)

Comedia Musical. Tras escuchar el vals "Carmelita", dedicado a su esposa, el presidente Díaz (Antonio R. Frausto) encarga a don Susanito Peñafiel y Somellera (Joaquín Pardavé) que busque al compositor Chucho Flores (Fernando Soler) para regalarle un piano. Chucho es un bohemio que vive borracho y rodeado de poetas y artistas, y una vez que lo encuentra, Don Susanito es nombrado mecenas de los artistas y protector de jóvenes aspirantes a estrellas del escenario, lo cual lo conduce a una serie de aventuras en medio de canciones, bailes y amores...

Se trata de una película emblemática del género de “nostalgia porfiriana” que se filmó a mitad del sexenio de Manuel Ávila Camacho, caracterizado por su política conciliadora y ciertamente conservadora. La cinta supo aprovechar las ganas de evasión de un público agotado de disputas políticas e ideológicas. El México rememorado por los abuelos podía ser más pobre y desigual, pero sin duda era más tranquilo que el del presente. La nostalgia por una paz trastocada por más de diez años de guerra y el miedo al cambio en un país en pleno proceso de modernización podía más que cualquier promesa de desarrollo. Bustillo Oro urdió una historia sencilla y plagada de canciones, mujeres ansiosas de casarse, hijos confundidos y padres aristócratas pero desobligados, todo bajo la mirada bondadosa del patriarca Porfirio Díaz.








58.- Los Caifanes (Juan Ibáñez, 1966)

Comedia Urbana. Una pareja joven de clase alta (Julissa y Enrique Álvarez Félix) se escapa de una fiesta aburrida para buscar algo mejor qué hacer. Como la lluvia los sorprende mientras vagan por las calles, el impulso los lleva a protegerse en un auto abandonado al lado de la carretera. No pasa mucho tiempo antes de que los tripulantes del vehículo los sorprendan en su escarceo amoroso. Se trata nada menos que de los Caifanes a los que el título alude, quienes descuidaron por un momento la “nave” para ir a conseguir un “gallito” de “gasofa” y echarla a andar. Casualmente, se dirigían a la ciudad de México con el mismo propósito que el de los jovenazos: divertirse; Y ya que andaban en las mismas, el Capitán Gato (Sergio Jiménez), líder de la pandilla, no tarda en hacerles la cordial invitación a que se unan. El joven se niega rotundamente, pero es convencido por Paloma, su pareja, de aceptar la proposición. El Capitán Gato pronto haya oportunidad de ilustrar a sus convidados sobre la diferencia entre lo que es un “pachuco,” con lo que el joven los ha confundido, y un “caifán,” como se autodenominan. Lo primero, de acuerdo a la explicación de este personaje, significa “papá grande.” En cambio, lo otro quiere decir “el que las puede todas.” Los límites, que se antojan mucho más amplios que los de la realidad misma, se trazan desde ese momento. Dejamos de conocer a los personajes por sus nombres para denominarlos, por ejemplo, “El Estilos” (Oscar Chávez), “El Azteca” o “Chicano” (Ernesto Gómez Cruz) y “El Mazacote” (Eduardo López Rojas). A partir de ese momento, ricos y pobres realizarán un pintoresco y “didáctico” viaje nocturno por cabarets, gasolineras, parques, funerarias y fondas de la ciudad de México… Juan Ibáñez era un joven director de teatro quien ya había llevado a la pantalla otras dos propuestas cinematográficas, y con un argumento de Carlos Fuentes, Los Caifanes fue la ganadora del concurso de cinematografía propuesta por la sección de Técnicos y Manuales del Sindicato de Trabajadores de la Producción Cinematográfica (STPC), y de la Diosa de Plata en 1968 a la Mejor Película, marcando la cinta una referencia importante para nuestro cine mexicano de los 60’s, en que como actor también interviene el fallecido intelectual Carlos Monsiváis.













59.- Macario (Roberto Gavaldón, 1959)

Drama Fantástico. En la época colonial, Macario (Ignacio López Tarso), un campesino sumamente pobre que tiene esposa y cinco hijos, se dedica a vender leña en el pueblo. Harto de una vida de privaciones y apuros, manifiesta que su mayor anhelo es poder comerse él solo un guajolote (pavo) para saciar su hambre, sin tener que compartirlo con su numerosa familia. Su esposa (Pina Pellicer), confidente de tan profundo deseo, un día roba uno de la granja de una familia rica y lo cocina para Macario. Éste se va al bosque para comérselo en solitario, pero cuando se dispone a hacerlo, Dios, el Diablo y la Muerte se le aparecen para pedirle que lo comparta. Solamente le da a la Muerte y ésta a cambio le entrega una botella de agua que cura cualquier enfermedad. Pronto gana mucho más dinero que el doctor del pueblo, pero también llama la atención de la temida Santa Inquisición...

Basada en un cuento homónimo de Bruno Traven, esta gran película fue dirigida por Roberto Gavaldón, y fotografiada por el laureado Gabriel Figueroa. Fue merecedora de mayores reconocimientos a nivel internacional, como la nominación a la Palma de Oro en el Festival de Cannes, y fue la primera cinta mexicana en ser nominada al Oscar en 1961 como Mejor Película Extranjera, premios que ese año se llevó El Manantial de la Doncella de Ingmar Bergman. Sin embargo, la crítica revisionista que surgió en México a principios de los años sesenta acusó a Macario y a su director de un exceso de preciosismo y artificialidad, y para su mala suerte, no pudo competir al Ariel porque desde 1958 dicho reconocimiento había sido suspendido debido a la mala calidad de producción en la que se encontraba la industria cinematográfica nacional. Estas apreciaciones condujeron a un prematuro desprestigio del cine de Roberto Gavaldón, quien una década atrás había sido uno de los directores más respetados de la industria fílmica mexicana. Por algunos años, Macario fue considerada como una película hecha para satisfacer el gusto extranjero, triunfar en festivales y subrayar un nacionalismo anacrónico y nada moderno. Luego, en los años ochenta, Gavaldón fue revalorado y sus películas –Macario incluida- apreciadas por las mismas razones que anteriormente fueron criticadas. Actuación magnífica del señor Ignacio López Tarso, Enrique Lucero como la muerte y debut de la inolvidable Pina Pellicer, que le valió ser contratada en Hollywood por Marlon Brando para encarnar a su interés romántico en El Rostro Impenetrable (One-Eyed Jacks, 1961), dirigida por él mismo. Tarso y Pellicer volverían a actuar juntos en uno de los mejores dramas de la época: Días de Otoño (1963), también de Gavaldón.













Continuará...